La juez archiva la denuncia a Gran Vía por usar serpentines de Cruzcampo

Entiende que esta marca con sede en Alcalá de Guadaíra pinchaba sus barriles en legítima disputa comercial y sólo a modo de prueba

Instalaciones de la marca Gran Vía en Alcalá de Guadaíra ABC

La denuncia de Heineken contra la marca de cerveza Gran Vía por la supuesta suplantación de sus tiradores en bares sevillanos para introducir su cerveza en la ciudad ha sido archivada por la juez de Instrucción número 18, que ha dictado el sobreseimiento ... libre de la causa contra todos los investigados.

El auto, emitido este pasado 20 de abril, asegura que, pese a la denuncia de Heineken, «no consta indicio alguno de que los dueños o gerentes de los locales referidos actuaran con ánimo de, prolongadamente, suministrar cerveza Gran Vía haciéndola pasar por Cerveza Cruzcampo o Heineken».

La multinacional holandesa afirmaba en su denuncia que Gran Vía habría incitado a la manipulación de tiradores de Cruzcampo para servir en ellos su producto y no el de Heineken en ocho locales de restauración de Sevilla . El auto de la juez de Instrucción 18 de Sevilla sostiene, en cambio, que los hosteleros usaron esos tiradores con el único ánimo de «poder hacer la prueba con la cerveza Gran Vía para servírsela a la clientela» y, por tanto, no hubo vulneración penal de la propiedad industrial ni ánimo de lucro ilícito. Para la juez los hechos están inspirados en un ánimo lícito «cual es captar clientes en el marco de la competitividad comercial». El auto también subraya que «la denunciante Heineken España S.A.(Cruzcampo) omitió comunicar a la Guardia Civil y a este Juzgado» los datos técnicos que aportó con posterioridad Cervezas Gran Vía sobre que « ni los conectores ni los tiradores son objeto de patente ni de uso exclusivo y excluyente de Heineken España».

La juez considera que el serpentín no es exclusivo de cada marca y que Gran Vía sólo quería dar a probar su producto

A tenor de estos hechos descritos en el auto, la juez ha dictado el archivo de la causa. Según aseguró ayer Gran Vía en un comunicado, se ha intentado «dañar la reputación de la compañía , que había mostrado públicamente su intención de entrar en el sector hostelero con una nueva propuesta de cerveza de barril ». Esta marca añadió que «quiere mostrar su satisfacción por la decisión judicial, cuyo fallo supone un refrendo de la libertad de mercado y de la libre competencia en un sector como el de la cerveza que en España es controlado por cuatro grupos cerveceros».

Según los responsables de Gran Vía, esta decisión judicial «impulsa los planes de expansión, que en su primer año de operaciones en el mercado ha logrado ya que más de mil hosteleros de este país depositen su confianza en los productos de Lager y Tostada elaborados de la mano del gran maestro internacional cervecero Boris de Mesones».

La empresa dispone de un centro de fabricación en Alcalá de Guadaíra , con capacidad para producir más de veinte millones de litros de cerveza al año, y se marca como objetivo para 2022 triplicar el número de establecimientos que confían ya en la marca, ya que actualmente vende su producto a la mitad de precio que las grandes compañías.

La denuncia

La denuncia de Heineken se produjo en junio del año pasado e inmediatamente la Guardia Civil requisó los serpentines que había detectado la multinacional holandesa, que incluso aportó al juzgado vídeos que supuestamente mandaban los comerciales de Gran Vía para enseñar a los hosteleros a pinchar sus barriles en los tiradores suministrados por Cruzcampo a los bares. Según las primeras investigaciones de los agentes, se estaban haciendo pruebas en ocho establecimientos de la capital, aunque en ninguno se llegó a materializar el cambio de marca , pero la juez ordenó la práctica de numerosas diligencias al respecto y finalmente ha resuelto la investigación considerando que no hubo nada ilícito. Tras tomar declaración a un comercial de Gran Vía y varios responsables de la empresa, ha determinado que no hay responsabilidad penal en la actuación de ninguno de ellos y que se ha producido una competencia legítima entre fabricantes. Gran Vía es una empresa que destina su producto exclusivamente al canal de los restauradores y los hosteleros.

Este proyecto cervercero nació con la idea clave de la reducción de costes para poder ofrecer sus barriles a un precio inferior al del resto de marcas del mercado. De hecho, sus comerciales se remiten al precio como principal argumento de venta, ya que el margen de beneficio para el hostelero se incrementa.

Según la juez de instrucción, no existe propiedad industrial en los distintos serpentines que utiliza cada marca en los bares y, además, lo «único» que pretendía Gran Vía era dar a probar su producto para introducirse en el mercado. No obstante, contra esta decisión aún cabe recurso ante la Audiencia Provincial de Sevilla.

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