Investigación paranormal en el «pabellón de la muerte» de Sevilla

Comencemos por el principio. Un amigo bombero, Nacho, me comentó un día:

«¿Cómo es que no has ido a investigar nunca al «Pabellón de la Muerte»? Lo que pasa allí es muy conocido por nosotros y algún que otro «apagafuegos» de fuera. Allí se suicidó hace décadas un compañero y se tapó aquello como un accidente . Desde entonces pasan todo tipo de cosas raras: bajadas de temperaturas, las luces -cuando estaba operativo, ahora está en ruinas- se encendían y apagaban solas, e incluso se le llegó a ver después de muerto», contaba.

Tras indicarme el sitio concreto, me animé a ir para hacer una comprobación preliminar en la que, a decir verdad, comprobé el estado ruinoso de conservación -algo típico en este tipo de edificios- y algo más preocupante: la presencia de rituales afrocaribeños , con rastros de sacrificios de animales, algo que no pasa desapercibido al olfato.

En una prueba de psicofonías obtuve resultados positivos, esto me animó a regresar con el equipo y con un grupo de amigos dispuestos a tratar de revelar el secreto del pabellón.

Desde que se entra en el lugar se nota que el ambiente está «cargado», que hay una gran tensión y que algo sucede. Es sorprendente. Así, lo primero que hicimos fue comenzar con psicofonías y continuar con una sesión de «Spirit Box» , ésta resultó muy productiva pues se estableció un impresionante diálogo con «algo» que respondía de forma inteligente a todas nuestras cuestiones. De hecho, parecía que tenía interés en llevarnos a un lugar en particular, pese a ello lo invitamos a tocar el llamado «Rem Pod» -que en otras ocasiones ha dado tan buen resultado-, pero no hubo alteración en el dispositivo. Lo que si se dejó notar fue una impresionante bajada de temperatura a la vez que se veía una sombra en el pasillo de una habitación interior.

Una vez allí, tuve que tapar el sacrificio de un gato en un rito afrocaribeño y pasar a otra sala donde continuamos con las experiencias psicofónicas, de transcomunicación instrumental, en la que se pudo captar palabras tales como «muerto», «rubio», «suicidio», «infiel», «triste», «respirar», «mujer» entre otras y el mandado de «iros de aquí» que se repitió en varias ocasiones, como si se molestara por nuestra presencia.

Otro detalle que captamos fueron las imágenes que salían con orbes, aunque bien es cierto que podía ser polvo en suspensión y, por ello, se analizan las imágenes con detenimiento. Incluso algunos de los amigos que asistieron a la investigación consiguieron percibir «algo» invisible, «algo» que no se podía ver pero que les tocaba en diferentes partes del cuerpo o se veían nuevas formas sombrías, como el caso de Moisés o Lola, en determinadas zonas de la habitación donde nos encontrábamos. Sorprendente.

La experiencia fue intensa, dura, el mal olor del sacrificio era evidente pero el afán por investigar y tratar de encontrar explicaciones al misterio de este edificio podía con cualquier obstáculo. Ahora sólo resta analizar los resultados y seguir volviendo al lugar para proseguir con la investigación en el bien llamada «Pabellón de la Muerte».