Los casos sin resolver de personas desaparecidas en Sevilla se reducen casi a la mitad en 2020

El CNDES achaca el descenso de casos activos a que en 2o2o se ha denunciado bastante menos y a que también se han cerrado expedientes que se arrastraban con anterioridad. Una de las tareas que está llevando a cabo el centro nacional es cotejar la información de las miles de denuncias que siguen vivas por todo el país, junto con los expedientes post-mortem de cadáveres sin identificar. En el periodo comprendido entre 2010 y 2020 se hallaron en esta provincia 28 cuerpos sin identificar de los cuales, 14 de ellos siguen hoy en día sin tener nombre.

Toda esa información se incluye en una base de datos de personas desaparecidas y restos humanos (PDyRH) que están depurando en busca de duplicidades, expedientes incompletos y otras fallas que complican el trabajo de identificación.

La caída de las denuncias en 2020 está relacionada con el confinamiento y los dos estados de alarma declarados en el país que limitaron la movilidad de las personas. Durante los meses de mayores restricciones entre mediados de marzo y junio, los casos de desapariciones se redujeron a nivel nacional un 80%. En la provincia de Sevilla, donde a lo largo del año se presentaron un total de 477 denuncias , sólo se dio parte a los cuerpos policiales de 84 desapariciones.

Según el CNDES, el 89% de las personas que desaparecen en España lo hacen de manera voluntaria . Por eso, cuando la situación sanitaria impidió el movimiento de los ciudadanos salvo para causas justificadas, la incidencia en este ámbito cayó de manera drástica. Un ejemplo claro de esta tipología de caso fue lo ocurrido el pasado mes de enero, cuando la Policía Nacional se hizo cargo del llamamiento desesperado de una familia que no sabía nada de un taxista al que se había perdido el rastro. Una alerta internacional de búsqueda activada por el Grupo de Homicidios dio su frutos a las pocas semanas cuando esa persona pasó por un control fronterizo y fue identificada. Los agentes consiguieron contactar con él y fue cuando supieron que se había marchado voluntariamente.

Frente a esa abrumadora mayoría, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado clasifican como casos con indicios de criminalidad a menos del 1% de los casos que les llegan; si bien son los más mediáticos y los que concentran el mayor interés.

La estadística también señala que el 35% de los expedientes se resuelve a las 48 horas y la inmensa mayoría de los casos (67%) se se cierran a los 14 días. Son pocos los asuntos que se quedan en los archivos policiales sin respuesta, pero los que generan un mayor dolor en las familias que pueden llevar años sin saber qué ocurrió con su ser querido.

En Sevilla hay casos que ya han cumplido una década e incluso más. En 2017 ABC entrevistaba a la hija de Ana Franco , una vecina del Polígono Norte a la que se le perdió la pista en diciembre de 1997. Quince años llevan sin saber nada la familia de Josue Monge , un niño de Dos Hermanas que tenía 13 años cuando se le vio por última vez en 2006. Su padre Antonio también desapareció cinco días después de que se denunciara la pérdida de Josue, provocando un río de sospechas sobre su responsabilidad en el paradero del menor. Y en diciembre pasado se cumplían diez años de la desaparición de María Dolores Velasco , una sevillana que entonces tenía 39 años y de la que no se sabe desde entonces nada.

Otra de las casuísticas habituales en los expedientes que maneja el centro nacional son las fugas de menores no tutelados que se encuentran en centros de protección. En la provincia de Sevilla se activaron 17 alertas de estas características. 13 de esos menores se marcharon de un centro situado en Las Cabezas de San Juan. El perfil más habitual de la persona desaparecida en España es la de un varón de edad comprendida entre los 13 y 17 años que se marcha de manera voluntaria.