Bodas sin abrazos y sin barra libre en Sevilla por la pandemia del coronavirus

El sector está totalmente paralizado, con las plantillas fijas en un ERTE y el peso de todos los eventuales que se han quedado sin sustento . «Gracias a Dios todo está aplazado, apenas nos han cancelado y eso nos da esperanza, pero no sabemos cómo van a ser las cosas cuando podamos volver a celebrar eventos», indica Ruiz de Alda. En la segunda fase del plan de desescalada que comienza a finales de mayo se podrán hacer reuniones de entre cuarenta y cincuenta personas . Ya en junio se permitirán concentraciones mayores si el nivel de contagio sigue a raya. «Para ganar más aforo se tendrían que hacer al aire libre con un límite de 400 invitados. Eso es lo que sabemos ahora, pero todo es tan cambiante que quizá en unos días tengamos normas nuevas», señala.

Y luego está la obligación de que los comensales permanezcan sentados, suprimiendo el contacto durante el aperitivo y, sobre todo, la barra libre. «¿Quién se casa así con el esfuerzo y el coste económico que tiene una boda?», se cuestiona este profesional de la hostelería, que ya piensa en fórmulas para reinventarse. «Llevábamos tiempo dándole vueltas a un servicio gourmet a domicilio, pero siempre estábamos tan acelerados que no lo habíamos desarrollado. Quizá ahora sea una oportunidad», indica. Su compañía no mantiene un espacio de celebración fijo y hay capacidad para nuevas líneas de negocio, aunque no estén vinculadas a los enlaces matrimoniales.

Esa es la principal actividad del catering Santa Teresa , que explota la hacienda del Saltillo-Lasso , a unos kilómetros de la capital andaluza. Su gerente, Ana Herrero , ha cancelado todo lo que había previsto desde marzo hasta hoy y no se plantea retomar este tipo de eventos con normalidad hasta el otoño. «Bueno, con toda la normalidad que nos permita la situación». Lamenta que «no haya todavía una hoja de ruta que seguir» y esa incertidumbre es lo peor para las parejas y para los negocios.

De este catering dependen diez trabajadores que están ahora en un ERTE, pero también decenas de empleados eventuales y proveedores que empezaban la temporada alta. «Uno de los días que hemos cancelado teníamos tres bodas programadas, para atenderlas habría tenido que contratar a casi cien personas», comenta.

Su intención es esperar a que haya un poco de certeza sobre la manera en la que los catering volverá a reactivarse. Eso mismo les recomienda a los novios que buscan consejo. «Ellos se apoyan mucho en nosotros, que intentamos ofrecerles la mejor respuesta , pero lo cierto es que nadie sabe nada», señala Herrero.

«Éste es un sector tan especializado... d esde el fotógrafo, los diseñadores de vestidos de arras e invitadas, los que montan carpas, planificadores de bodas, decoradores, las empresas de animación y las propias casas de trajes de novia . Todos estamos afectados», se lamenta esta empresaria, que también atiende congresos. A las parejas que han tenido que aplazar sus enlaces les han dado fechas para finales de año y el siguiente, todo un rompecabezas para encajar estas celebraciones en un calendario que ya estaba bastante completo y que se ha tenido que ajustar al de las iglesias, que también se han mostrado flexibles para dar respuesta a este problema. La solución ha sido reubicarlos en viernes y hasta en domingo.

En las mismas anda el , que tiene al frente a Pía Cervera . La empresa está muy centrada en eventos corporativos, pero también ha entrado en el negocio de las bodas. Las de primavera las ha aplazado a septiembre, sin tener la certeza absoluta de que se podrán celebrar en las mismas condiciones que antes. Esta empresaria sevillana reconoce que «todo genera dudas». « Ahora sabemos que en unas semanas se podrán celebrar eventos de cuarenta o cincuenta personas y más adelante se permitirá un aforo mayor, pero no tenemos noticias sobre cómo van a ser las reuniones a partir de ahora», comenta. Le da cierto optimismo que todo se haya aplazado y nadie se plantee anular enlaces, ni premios, ni congresos. Sin embargo, «no tener una fecha clara para la reactivación nos llena de incertidumbre», admite.

Otra cuestión es cómo volverán a trabajar estas empresas. «Está claro que nada va a volver a ser como antes, se habla de que todos los eventos serán sentados y manteniendo las distancias», señala. Pía Cervera recalca que hay que cambiarlo todo, empezando por eliminar el servicio en bandeja, procurando que todos los platos sean individuales e incluyendo medios de prevención como geles hidroalcohólicos, guantes y mascarillas para los trabajadores e incluso para los invitados. Y una vez asumido eso, se plantea «quién va a acudir a este tipo de eventos, porque la gente tiene miedo y tal vez por placer no quieran arriesgarse a participar en concentraciones de personas». Recuperar la confianza será otro caballo de batalla para este tipo de empresas , que se enfrentan a una crisis sin precedentes.