Entrevista
Abuela de dragones: «Antes les quitaba el móvil a mis nietos cuando venían a comer y ahora me lo quitan ellos a mí»
Guadalupe Fiñana, «influencer» de 87 años y ganadora de MasterChef abuelos, publica «Recetas para todos los días»
Jesús Álvarez
Guadalupe Fiñana acaba de publicar «Recetas para todos los días» (HarperCollins). La popular «Abuela de Dragones» nació en 1934 en Nerva pero se crió y se casó en Sevilla hace 65 años. La «influencer» cuyos comentarios sobre «Juego de Tronos» se hicieron virales en Internet ... y flamante ganadora de Master Chef abuelos, está haciendo unas «habichuelas esparragás» en la cocina de su casa cuando la llamamos para esta entrevista. Nos dice que quita la olla del fuego en un momento y nos atiende. Lo hace con una amabilidad deliciosa condimentada con algunos «cariño» y «miarma».
¿Las habichuelas están metidas en el libro?
Sí, están metida. Mi nuera y mi nieta las han escrito pero las recetas son mías de lo que aprendí de mi abuela y de mi madre.
¿Hay alguna receta del libro a la que le tenga especial cariño o le traiga especiales recuerdos?
Las patatas laureadas que hacía mi abuela. Como muchas veces no había nada que echarle, le echaba dos hojitas de laurel y su cebollita y sus pimientitos. Todo sembrado en el corral y a mí me sabían a gloria.
¿No son «patatas a lo pobre»?
Ella los llamaba laureadas y entonces ya sabíamos todos que no había carne ni nada. Mi abuela usaba manteca de cerdo y lo aprovechaba todo. No había otra manera.
Ahora se tiran muchas cosas.
Sí. Y eso no me gusta nada. Estamos en la abundancia y no valoramos nada. Se habla de que esto caduca y yo me asusto. Yo compro en el super a diario para lo que voy a tomar en el día y la mayoría de la gente llena el carro en demasía y muchas cosas se caducan y estropean.
¿Usted no tira nada?
Nada que pueda valer. A mi nieta no permito que tire ninguna muñeca y le digo que me la quedo yo. He cosido muchos calcetines pero a mí lo que me gustaba era leer. Y me escondía. Y en el pueblo (Nerva) me decían: «Ya está ahí la sin oficio leyendo».
¿Sin oficio?
En el pueblo le decían sin oficio a todas las que leíamos. Para las mujeres de entonces sólo había las tareas de la casa y la costura.
¿Sabe coser?
Divinamente y se lo tengo que agradecer a mi abuela. Hago hasta trajes de flamenca. Y aún sigo leyendo y sigo cosiendo.
¿Qué libros le gustaban más?
Yo sólo fui dos cursos al colegio pero siempre he leído mucho. Mi abuelo me sentaba en las rodillas y leía una novela por entregas que se llamaba «El hijo de la calle». Venía con el periódico todas las semanas y mi abuelo me enseñó a leer en su regazo.
Ha confesado que con diez años leyó «Lucrecia Borja».
Sí. Es verdad. Es una novela bastante fuerte.
Tiene cierto parecido con Juego de Tronos, la serie que la hizo célebre en las redes sociales.
La verdad es que Lucrecia era una mujer un poco adelantada (risas) pero ahora sería normal, incluso discretita.
¿Por qué sólo pudo estudiar dos cursos en el colegio con lo que le gustaba leer?
Por las circunstancias de la vida. Mi padre trabajaba en la emisora de radio del pueblo y luego en las minas de Riotinto. Mi familia era de clase media alta y nos iba muy bien pero vino la Guerra Civil y todo se estropeó. La Guardia Civil se llevó a mi padre, que hacía la radio para los republicanos, que eran los que mandaban, y pensábamos que ya no volvería más. Pero regresó a las dos o tres horas y lo dejaron para que hablara en la radio para los otros. Mi padre padecía del corazón y le dio un infarto con tantos sustos y nos quedamos sin dinero. La cartilla donde lo tenía era de soltero y no la pudo recuperar mi hermana hasta muchos años después.
Conoció a su marido en unos laboratorios.
Sí. Unos laboratorios muy buenos donde hice unos cursos para convertirme en cerradora de ampollas. Mi marido era botones, cuando yo tenía 15. Me casé en Triana con él después de 8 años de novios. Fueron 65 años de matrimonio. Mi marido era un sevillano de pro y hermano de la Trinidad, la Carretería, San Benito y San Gonzalo. Todas esas túnicas planchaba yo.
Le dio una depresión cuando él murió hace algunos años.
Sí, lo pasé muy mal porque lo echaba mucho de menos. Gracias a mis nietas, que me animaron mucho, me dio por lo de los dragones.
Y ahora por las recetas.
He escrito estas recetitas para que la gente ahorre. Y para que se sepa que con un guisote de patatas o de lentejas se puede guardar una ración una vez que ya estén en ebullición en un bote de cristal y y eso dura meses y así no se desperdicia nada. Están como recién hechas. Yo siempre digo que con un pollo le doy de comer a la India entera.
Hábleme de su libro.
Es un libro muy práctico. Un cuarto de kilo de carne es suficiente para un guisote, no hay que echarle un kilo. ¿Para qué tanto?
¿Qué les hace a sus nietos cuando vienen a casa a comer?
A mis nietos, que tienen desde 15 a 36 años, les gustan los filetes empanados. No es lo que yo prefiero pero se los hago. Yo antes, cuando eran más pequeños, les guardaba el móvil cuando venían a comer porque se entretenían mucho y no echaban cuenta. Ahora me riñen ellos a mí porque me mandan muchos mensajes a mi móvil y está siempre sonando el pitido.
Eso es porque ha triunfado en la tele y en las redes sociales.
Sí. Y estoy muy agradecida a todo el mundo. Cuando era una niña, mi madre venía a casa harta de trabajar y le decía mi abuela que yo era muy teatrera, porque era muy despierta, leía mucho y decía muchas poesías. Y le decía a mi madre: «Esta niña te va a sacar a ti de apuros». Le rezo a mi abuela todas las noches y le digo que no se equivocó pero que ha venido un poco tarde, con 87 años (risas).
Nunca es tarde si la dicha es buena.
Tiene razón. A veces pienso que todo esto es un sueño. Ahora estoy grabando un cortometraje. Le estoy muy agradecido a todo el mundo, a las redes sociales y a la editorial por el libro de recetas. Y a los del corto, que tiene mucho mérito.
Ha triunfado en la tele y en las redes sociales y está rodando una película. ¿Qué le gustaría hacer en 2022?
Creo que lo tengo ya todo hecho. Yo escribo con faltas de ortografía pero me gusta mucho escribir y leer. Y desde hace mucho tiempo grabo todos los días en una grabadora las cosas que me pasaban cuando era chica. Mi nieta me ha prometido que va a escribir un libro de memorias con esas cosas pero utilizando mis palabrejas. ¿Sabe que un profesor de la Universidad también las explica en clase? Me lo dijo mi nieta el otro día muerta de risa.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete