La ostentación del dinero que llamó a sus asesinos hasta Carmona
crónica de sevilla en negro
Hace 102 años Francisco Alcaide Álvarez, un conocido comerciante de ganado y dueño de una posada en Carmona, fue tiroteado en la cabeza por dos ladrones del botín económico
25 años de la muerte del Arropiero
El Alemán, ese «psicópata explosivo» que sembró el terror en Sevilla en sólo 48 horas
Fotografía de la víctima, Francisco Alcaide Álvarez
Le gustaba presumir del dinero que manejaba. Francisco Alcaide Álvarez era un comerciante de ganado y dueño de una posada en Carmona. Un hombre de negocios. Quizás fue una operación comercial la que le trajo la muerte hace algo más de un siglo en ... el camino que unía el municipio carmonense con Marchena.
«En el sitio llamado Las Albaidas, a doce kilómetros de Carmona, dos desconocidos acometieron al labrador Francisco Alcaide Álvarez, produciéndole lesiones que le ocasionaron la muerte inmediata. Se sospecha que el móvil del crimen ha sido el robo, porque unos desconocidos estuvieron en una posada, propiedad de Alcaide, adquiriendo determinados informes, y porque se sabía que el labrador iba a efectuar un día de estos, compras de ganado».
Así rezaba el breve publicado el domingo 28 de agosto de 1921 en la edición de la mañana de ABC. No fue el único medio que se hizo eco del crimen de las Albaidas, como se denominó este suceso entre la prensa sevillana y que pronto se convirtió en el centro de las tertulias y corrillos de vecinos en Carmona.
'El Noticiero Sevillano' recogía cómo este trágico asalto a Francisco Alcaide, de unos 50 años, rompió «la paz habitual» de este municipio de la comarca de Los Alcores. Los hechos sucedieron el 25 de agosto de 1921. Su cadáver fue localizado por un guarda de la finca Las Albaidas. Era muy conocido entre sus vecinos y en el entorno de Carmona por su faceta como comerciante de ganado y dueño de una posada en el pueblo.
Murió de un disparo en la cabeza por un robo. Y se localizó sin dinero encima, lo que no era habitual en este empresario de éxito en el mundo ganadero. Por ello, para los investigadores fue relativamente fácil ubicar el móvil del crimen. Francisco Alcaide tenía tendencia a hacer ostentación del dinero que manejaba gracias a sus negocios.
En Carmona era conocido que siempre salía de casa con una cantidad importante de dinero encima, a veces todo lo que había ganado recientemente en sus operaciones comerciales. Siempre el bolsillo del
Publicación de ABC en 1921 informando del asesinato en el breve 'Robo y asesinato'
chaleco.
Por tanto, el robo fue la principal hipótesis que se manejó por la Guardia Civil y por el juez de Carmona que llevó el caso, Juan Ríos Sarmiento. Pero en la investigación de la Guardia Civil también hubo otro factor a tener en cuenta como era el temperamento del empresario. No presentaba miedo a ningún escenario ni situación amenazante.
¿Los sospechosos?
La primera incógnita ya estaba resuelta: el móvil. Quedaba la segunda y más complicada: quién o quiénes fueron los autores del atraco mortal a Francisco Alcaide la mañana del crimen, en la que madrugó para salir de su casa para tomar el camino de Marchena a la búsqueda de cerrar otro trato, del que la prensa del momento arrojó más detalles.
No hubo testigos, salvo la persona que encontró el cuerpo sin vida de Francisco, lo que complicaba las diligencias de la Guardia Civil. Esto daba pie a conjeturas y rumores. ¿Un asalto por la mañana? Sobre todo porque el camino de Marchena siempre estaba concurrido.
Los primeros sospechosos fueron dos forasteros que habían sido vistos merodeando por la misma carretera. También fueron los primeros detenidos: Antonio Velarde y Enrique Jurado, vecinos de Constantina.
Ya tenían el móvil y los sospechosos. ¿Qué pasó? La versión oficial, que aparcaba otras teorías como la de un posible error en la víctima, es que Antonio y Enrique asaltaron a Francisco Alcaide para robarle y lo mataron. Lo pillaron, por sorpresa, en mitad del camino. Dicha versión apuntaba que estos dos forasteros de Constantina llevaban días buscando trabajo en el campo en Carmona y no tuvieron suerte. Tampoco la tuvo Francisco al encontrarse con ellos.
Mientras uno de ellos atraía la atención del empresario, el otro le pegó un tiro en la cabeza a Francisco, que cayó del caballo. Se llevaron la cartera e iniciaron la carrera para no ser descubiertos.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras