Un okupa en la Feria de Sevilla: Vive en Joselito el Gallo 128 hace veinte días
Un hombre de 41 años se instala en una caseta sin montar, donde hace hogueras, come y duerme; Su presencia despierta recelo de montadores y socios
Botellona en la caseta de Feria de Sevilla de la Policía Nacional
Sevilla
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Iniciar sesiónSe llama Jacob García, tiene 41 años y es de Dos Hermanas. Pero desde hace 20 días es «okupa». Sólo que en su caso no se ha colado en ninguna gran casa ni en un apartamento. Lo ha hecho en una caseta de la Feria ... de Sevilla. O más bien en lo que será una futura caseta.
Porque este hombre, al que ABC entrevistó en su 'domicilio actual', vive en Joselito el Gallo 128. En la estructura de la que será la futura caseta. «Estoy durmiendo aquí. Lo mismo lo hago bajo las estrellas, que me acuesto en una caseta que me voy a una pensión que me la paga mi madre«, dijo.
El hombre, que habla con los vecinos de las casetas contiguas, dice no pasar frío porque tiene «200 mantas», muchos chalecos y también porque hace «candelas», algo que según admitió, «no está permitido» en el real.
¿Qué hará cuando lleguen los propietarios a montar la caseta? «Me iré a otra caseta« afirma. Además asegura que está «reciclando» y haciéndole la competencia a Lipasam y al Ayuntamiento. Se refiere a las hogueras que hace con las basuras que hay en el real.
Peligro
En unas sorprendentes declaraciones, García dijo que está viviendo en el real para «velar por la seguridad» del real y porque algunos compañeros montadores le avisaron de que «les estaban robando» a los trabajadores.
La aparición de este personaje en el montaje de la Feria, donde se han producido varios robos y actos de vandalismo en el interior de las casetas además de botellonas, ha causado preocupación entre los montadores.
Lo mismo que entre los socios de otras casetas cercanas a los que le preocupa que encienda hogueras por las noches que puedan desencadenar un incendio o la suciedad que deja ya que la zona donde habita está llena de ropas amontonadas, restos de hogueras e incluso de heces. Tanto montadores como socios de casetas se quejan de la falta de seguridad en el real donde apenas existe vigilancia y donde algunos trabajadores «patrullan» por las noches para evitar que se produzcan más actos de vandalismo o botellonas.
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