La tensa calma en la Tres Mil Viviendas tras el tiroteo de la madrugada del pasado domingo se rompió ayer por la tarde en el entorno de la calle Padre José Sebastián Bandarán. Allí se escucharon de nuevos ráfagas de tiros. ... Se activó un dispositivo rápidamente. Agentes de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional y de la Policía Local peinaron la zona, donde reinaba el silencio de los posibles testigos. Nada que ver con lo ocurrido el pasado fin de semana, cuando el cultivo y venta de marihuana volvió a ser el principal motivo de un episodio de violencia en las Tres Mil. Tras el intento de vuelco -robo de drogas de un grupo narcotraficante a otro- llevado a cabo el pasado sábado por una conocida organización llegaron las ráfagas de disparos.
Aunque las imágenes compartidas en redes mostraban cómo algunos de esos disparos se realizaron al aire -posiblemente como medida disuasoria-, los impactos en zonas intermedias de los bloques residenciales confirmaron que la tragedia había rozado el travesaño. A la espera de las primeras detenciones, la Policía mantiene una principal línea de investigación sobre la implicación de dos peligrosos clanes de la droga con sede operativa en el Polígono Sur: los Caracoleños y los Naranjeros. Los primeros, denominados así por haber ejercido anteriormente su liderazgo en las extintas caracolas de los Bermejales, mantienen el control de «los verdes» -uno de los cuatro bloques de colores que conforman la barriada de Murillo- y son los responsables de los episodios más violentos que durante los últimos tiempos han enfrentado a los propios vecinos del Polígono Sur, quienes aseguran que desde que estos llegaron «empezaron a crecer los problemas», además de haber sido amenazados algunos de ellos por compartir los vídeos del tiroteo.
La proliferación de plantaciones de marihuana en inmuebles del barrio está detrás tanto de los constantes cortes de luz en la zona por los enganches ilegales como del incremento de la violencia entre unos clanes que, contrarios a repartirse el 'negocio', libran una batalla encarnizada por hacerse con el control total del mismo. Esta situación obligó ayer a elevar el tono al comisionado para el Polígono Sur, Jaime Bretón, quien lleva exigiendo a las administraciones que se realicen «controles aleatorios» de vehículos y domicilios en los que «sabemos que viven» estos clanes.
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