La curva de visitantes que ha tenido el Museo de Bellas Artes en los últimos 20 años refleja una irregularidad provocada por la escasez de espacios que tiene la segunda pinacoteca más importante de España. Las mejores cifras, en 2018 y 2019, ... coincidieron con la organización de grandes exposiciones de interés internacional como fueron las de Murillo y Martínez Montañés. El museo hispalense es el cuarto que más vistas recibe en Andalucía, por detrás del de la Alhambra y el Bellas Artes de Granada -ambos se nutren del poder de atracción del palacio nazarí, al estar situados dentro del monumento- y el Arqueológico de Córdoba. El de Sevilla, pese a la fluctuación que se observa desde 2003, está muy lejos de los datos que ofrecen espacios como el Alcázar y la Catedral, que han llegado a superar los dos millones de visitantes anuales. Pese a ello, en el primer semestre de 2023 se han superado en 11.000 las cifras del mismo periodo del año pasado.
ABC ha consultado a expertos que conocen de primera mano la realidad del Bellas Artes y todos coinciden en cuál es la raíz del problema: es vital la ampliación de la pinacoteca, y el lugar adecuado es la manzana que forman el palacio de Monsalves, que se conecta con la Biblioteca de Alfonso XII. «El Museo tiene más potencialidad de lo que se rentabiliza». Así lo manifiesta el historiador y miembro de la comisión técnica del Bellas Artes Alfonso Pleguezuelo. En su opinión, «está en el sitio ideal y tiene un atractivo particular comentado por todo el mundo, porque guarda correspondencia entre el contenedor y el contenido: pintura y escultura barroca de primera categoría en un convento del siglo XVII». Es un museo-monumento.
Sin embargo, tiene un grave problema de «densificación». La colección museográfica está expuesta de una forma tan abigarrada que hace que las obras compitan entre sí. Por ello, según Pleguezuelo, el Museo precisa de dos cuestiones.
La primera de ellas es una mayor dotación de recursos. «Los expertos que lo visitan se quedan sorprendidos de la cantidad de cosas que puede hacer el equipo exiguo del Museo, con una eficacia sorprendente, pese a los escasos recursos de personal y medios», señala. A esto se le une la falta de promoción por parte de las administraciones e incluso del Ayuntamiento, al que se le solicita que coloque más carteles indicando cómo llegar al Museo.
Luego está la ampliación. «Hay una escasez agobiante de espacios». El antiguo convento mercedario es un gran contenedor pero no está adaptado a las necesidades de un museo mordeno. Pleguezuelo lo explica: «Necesita una bilioteca y sala de investigadores, también un taller de restauracion». El taller ocupa ahora un espacio que está en la crujía principal, que debería adaptarse como otra sala expositiva para extender la colección. Lo mismo le ocurre a la zona de administración y a los depósitos de obras.
Se cumplen 20 años desde que se iniciaron los trámites y el plan para rentabilizar la segunda pinacoteca de España sigue en suspenso
No hay sótanos, como se piensa. El Bellas Artes guarda una inmensa colección que está almacenada, «pero la calidad no se acerca a lo que está expuesto. No hay auténticas maravillas escondidas», señala el historiador. Se encuentran en la crujía de fachada de la planta baja, bien conservada por si es necesario reponer o extraerlas de forma temporal, pero el problema no es que no se expongan, sino el sitio que ocupan y el hecho de que la museografía que sí lo hace no esté en condiciones dignas.
En el Museo, todos los espacios se reutilizan. Esto obliga a que, en la antigua iglesia, donde están los murillos, cuando hay grandes exposiciones se tapa durante meses la colección permanente. 'La Colosal', por ejemplo, acaba estando escondida. No hay tampoco un espacio de recepción de público, no hay sala de conferencias -éstas se celebran en las mismas salas de exposición-, ni tampoco cafetería ni una tienda: «La primera prolonga la visita y la segunda la rentabiliza». Faltan también otros espacios que sí hay en otros grandes museos como salas de climatización o de desembalaje.
También reclama la ampliación el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Alcalá de Henares Benito Navarrete que, al igual que Pleguezuelo, pide que entre en carga justo después del Museo Arqueológico. Navarrete aporta una tercera necesidad, además de la dotación de recursos y la ampliación de espacios: «Hay que hacerle un traje a la medida y el Ayuntamiento tiene que entrar en el patronato, como lo hace el de Bilbao, y apoye a la directora».
Es decir, plantea la creación de un organismo autónomo en el que también participe el Consistorio aportando anualmente «un millón de euros». «Sanz debe hacer eso, porque el que paga, decide», indica. Navarrete entiende que así se crearían «sinergias» con el patrimonio mueble del Ayuntamiento, «que tiene una colección museográfica que creé yo y está muerta de la risa, y poder hacer exposiciones conjuntas». Este catedrático opina que también el Arzobispado debe estar sentado en esa mesa.
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