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«A Munda la sitúa en Montilla la fama de Schulten, pero no el rigor científico»
En el rincón de...
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Sevilla
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Iniciar sesión—A lo largo de la historia ha habidos millones de batallas. Pero esta de Munda sigue dando guerra por su dudosa ubicación. Pero para usted la cosa parece clara.
—Para mí está perfectamente clara. Como para la gran mayoría de los historiadores. Ojalá ... retomemos pronto las jornadas científicas previstas en Osuna y Écija para que quede aún más claro.
—¿Desde cuándo no tiene usted dudas de que Munda está más cerca de Osuna que de Montilla?
—Desde que leí el Bellum Hispanienses. Hace ya más de cuarenta años.
—En Bellum Hispaniense parece que está meridianamente claro. ¿Por qué entonces se duda de esas fuentes clásicas?
—Porque siempre se tuvo por cierta las hipótesis de Schulten sin que se llegara a contrastar y probar in situ. En este caso, la fama y prestigio de Schulten estuvo por encima de la ciencia.
—¿En Montilla os miran de reojo o, simplemente, os declaran herejes de la historia?
—En Montilla hay quien mantiene la hipótesis de Schulten porque es lo más importante que les ha sucedido en su historia. Tienen hasta una marca de un buen vino con el nombre de Munda. Que conste que yo alabo su espíritu.
—¿Cuándo cree usted que retomarán esas jornadas sobre Munda que paró la pandemia?
—Se ha propuesto a la 'Asociación de estudios Ursonenses', a 'Los amigos de Écija' y a la Universidad de Sevilla, el mes de marzo del próximo año, aniversario de la celebración de la batalla.
—El campo de batalla de Munda ha sido generosamente esquilmado desde el siglo pasado por los busca tesoros y, posteriormente, por los piteros. ¿Han podido desaparecer pruebas definitivas?
—Seguro, muchísimas. Y tenemos conocimientos de que algunas, que están localizadas, el problema es que están desubicadas y descontextualizadas. Hay una epigrafía que habla de Munda, pero parece que está en Málaga. El daño de los piteros es que descontextualizan lo que esquilman.
—Para ser exactos la batalla entre los seguidores de César y los de Pompeyo dónde se libra: ¿en Los llanos del Águila o en El Cerro de las balas?
—El campus mundensis, el hoy 'Llano de la Águilas', que reunió a más de cien mil soldados entre ambos bandos. La ciudad de Munda estaba ubicada sobre el cerro que hoy conocemos como de 'Las Camorras'. Esa es nuestra hipótesis.
—Es curioso y muy indicativo ese territorio que se conoce como El Cerro de las balas…
—Se le llama así porque allí se han encontrado muchas balas de plomo para hondas, los llamados glandes de plomo. Y muchos con el nombre de Cneo Pompeyo. Prácticamente se la han llevado todas.
—Se ha encontrado alguna dedicada a César…
—Todas las que han aparecido estaban dedicadas a Cneo Pompeyo. Que yo sepa de César no tenemos constancia.
—La arqueología ha sufrido los desmanes de los piteros. Pero también lo han sufrido los propietarios de esas tierras. ¿Cómo está la situación?
—Los actuales propietarios de las tierras han colaborado y esperamos que colaboren, máxime ahora que las técnicas de estudios no son invasivas. No pretendemos buscar el tesoro. Sino certificar dónde estuvo la ciudad de Munda.
—Durante su etapa como teniente de alcalde de cultura del Ayuntamiento de Écija usted se apuntó una iniciativa encomiable. Que fondos del PER pudieran utilizarse en dotaciones para búsquedas arqueológicas.
—Fue la primera vez que se hizo. Tuve la suerte de contar con un delegado de urbanismo, que era portavoz de los jornaleros de Écija, José Antonio Gómez Muñoz y, con las distintas administraciones, pudimos excavar uno de los alfares más importantes del Genil, el alfar de Las Delicias.
—Pero fue un desastre lo que se hizo con el salón de Écija…
—Absoluto total. Fue una barbaridad como un templo. Fue la consecuencia de lo que es la política partidista, los intereses creados de los partidos. Yo dejé la política por eso.
—Por cierto, me cuentan que fue usted el que trajo de Rusia a García Dills. ¿Cómo fue aquello?
—(Risas) Informado por el arqueólogo Pedro Sáez del alumno García Dills nos pareció el hombre que nos faltaba para abordar la carta de riesgo arqueológico. García Dills estaba al tanto de las nuevas tecnologías y era un experto en epigrafia. Lo trajimos de Rusia y nos encontramos con un gran arqueólogo, que era un buen submarinista y un inquebrantable espeleólogo.
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