Esto que ahora les cuento lo podría suscribir cualquier persona que alguna vez en su vida haya ido al Estadio de la Cartuja a disfrutar de un concierto o de un partido de fútbol. Llegar se llega relativamente bien, entre otras cosas porque los accesos ... son de forma escalonada. Ahora, salir de allí sin perder un par de horas de vida o tragarse un atasco interminable, es otra cosa.
Este sábado se repitió la película con el concierto de Manuel Carrasco, en el que más de 70.000 personas acudieron al estadio a disfrutar con la música del onubense. La salida, a pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento, fue todo un caos, sobre todo en el puente del Alamillo y la Glorieta Olímpica. Dice el gobierno de José Luis Sanz que se testó el mismo dispositivo que se pondrá en marcha en los partidos del Betis a partir de la próxima temporada. Un buen punto de partida que, eso sí, debe mejorarse.
Hubo medidas exitosas como el tren desde Santa Justa, el refuerzo de Tussam, la lanzadera hasta la Barqueta y el hecho de que todas las líneas fueran gratuitas. También la decisión de no cerrar esa noche el vallado del PCT Cartuja para que los coches pudieran aparcar gratuitamente y que la salida de los asistentes fuera más fluida. Pero hay cosas que no se pueden permitir, como que los vehículos llegaran casi al mismo Estadio a recoger a familiares y amigos. Ahí sí que se formó un lío porque, además, no hubo ni un sólo Policía Local en la zona, aunque es otro tema.
El Ayuntamiento tiene tres meses por delante para dar con la tecla, antes de que 60.000 personas acudan cada dos fines de semana a ver los partidos del Betis en la Cartuja. Es importante acertar, porque de nada vale tener un estadio de Champions con unos accesos de regional preferente.
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