Hay quien piensa que la luz nocturna de Sevilla es amarilla. De hecho, hay quien le gustaría que las calles aún estuviesen alumbradas por candiles, y que en vez de coches hubiera carros tirados por mulos. Esa imagen clásica de las luminarias cálidas sobre la ... penumbra se basaba en un sistema de cinc que no cumple la normativa y cuya degradación conseguía que se amarilleara la lámpara, de ahí que se viese en aquel tono.
La ciudad ha modernizado todo su sistema lumínico, al mismo tiempo que se han sustituido las farolas de carretera por otras fernandinas. Es como un símbolo de la evolución sin olvidar su idiosincrasia.
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