patrimonio
Así son los relicarios de la Universidad de Sevilla que estaban escondidos en la Anunciación
Las esculturas datan de los siglos XVI y XVII y estaban en el coro de esta iglesia
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Algunos de los diez relicarios restaurados y que podrán verse en una exposición en Cicus del 27 de septiembre al 3 de noviembre
La Universidad de Sevilla ha restaurado un conjunto de diez bustos-relicario de incalculable valor, de los siglos XVI al XVII, que podrán verse en una exposición que se inaugurará el próximo 27 de septiembre y hasta el 3 de noviembre en el ... Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus).
La piezas, que estaban almacenadas en el coro de la Iglesia de la Anunciación, integran un conjunto inédito que nunca se ha podido ver en la ciudad, y forman parte del legado jesuita que se llevó a cabo para la citada iglesia.
Las esculturas, de estilo manierista y barroco, representan a santa María Magdalena, santa Ana, san Francisco Javier, san Antonio de Padua, san Jorge, santa Cecilia, santa Dorotea, san Antonio Abad, san Gregorio y santa Mártir. Los autores son desconocidos, excepto el relicario de San Francisco Javier, atribuido a Juan de Mesa. que es el único que la Universidad ha cedido para alguna exposición. El resto de las piezas nunca se han visto en público.
Todas las esculturas están realizadas en madera tallada -de pino, o de roble-, dorada y policromada en forma de busto, con una postura frontal y montadas sobre una peana rectangular. También todas han sido ahuecadas en su interior y presentan dos salidas al exterior, una en el pecho y otra en la parte posterior. En la del pecho iría colocada la teca o cajita donde se guardaría una reliquia que puede ser ovalada o circular, pero actualmente ninguna la conserva.
La restauración
La intervención sobre los relicarios ha estado dirigida a corregir los problemas de estabilidad de los distintos estratos, así como la limpieza general y recuperar la policromía original eliminando los repintes de otras épocas.
El grupo de esculturas mostraba una falta de unidad en cuanto al aspecto general del conjunto, pues algunos habían sido restaurados recientemente y otros reflejaban intervenciones antiguas de diferentes calidades. También se procedió a subsanar las grietas, fijar piezas sueltas, a reintegrar el color de la policromía y a aplicar una protección contra insectos sobre la madera, en la que se detectaron algunos ataques puntuales de carcoma.
«Los relicarios se olvidan y almacenan porque cuando Pablo de Olavide traslada la Universidad desde el colegio Santa María de Jesús hasta la Anunciación y crea la Universidad Literaria, la institución va abandonando el carácter religioso. Esto ocurre cuando se produce la expulsión de los Jesuitas en 1767 y la Universidad se muda en 1771», informa Luis Méndez, director de Cicus.
De aquel colegio de Santa María de Jesús tan sólo queda la actual capillita de la Puerta de Jerez. «Olavide hace nuevos estatutos en consonancia con la Ilustración europea, que duran poco. La iglesia de los jesuitas se transforma en un claustro, en un aula magna, y se eliminan retablos, se producen desamortizaciones y se llevan la tumba de Arias Montano a la Anunciación, y la de Perafán de Ribera, que ahora está en el monasterio de Cartuja».
Según Luis Méndez, «la idea es exponer los relicarios en Cicus y dentro de las restauraciones que se llevan a cabo en la iglesia de la Anunciación volver a colocarlos con un criterio más museístico, igual que se va a hacer con el cuadro de Juan del Castillo. A lo largo de su historia, la iglesia de la Anunciación ha ido perdiendo sus retablos barrocos por otros más neoclásicos. El patrimonio de los jesuitas está actualmente descontextualizado y hay que darle un orden a la colección. Es difícil ver la narrativa porque ha sido una iglesia muy alterada, y hay que volver a recuperar la gran historia del templo desde los jesuitas hasta la universidad literaria para comprender su historia», añade el profesor Méndez.
La exposición, que estará abierta al público desde el 27 de septiembre al 3 de noviembre, «es una oportunidad para ver estas piezas de cerca, sobre todo porque nunca se han visto, y un conjunto de diez relicarios de este porte en Sevilla no existe. Sí hay en Lisboa en la antigua iglesia de los Jesuitas, pero aquí no hay un conjunto de relicarios, salvo en la Catedral», añade el director de Cicus.
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