cuerpo jurídico militar
General Bohórquez, el hermano mayor que levantó la basílica de la Macarena
Bajo su mandato, la hermandad consiguió un templo tras la quema de San Gil en 1936, un nuevo paso para el Señor de la Sentencia y la expansión de la devoción macarena por toda la América hispana
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Iniciar sesiónEn la memoria de los macarenos, Francisco Bohórquez ocupa un lugar destacado más allá de los avatares de su condición de militar togado que acarrearán su exhumación a la vez que la de Gonzalo Queipo de Llano. Bohórquez fue el hermano mayor que levantó la basílica ... y eso, para los macarenos, son palabras mayores. De ahí el sitio de honor que ocupa su tumba en el templo, en el propio presbiterio, el sitio más preeminente de una iglesia donde el sacerdote oficia los sagrados misterios.
El enterramiento de Bohórquez, a los pies del sagrario y de la Virgen de la Esperanza, contrasta con la capilla lateral -la última del lado del Evangelio- en que enterraron en 1951 al general Queipo de Llano y luego a su mujer, Genoveva Martí, en noviembre de 1967. Para entonces, las cosas habían cambiado tanto en la Iglesia -también en la de Sevilla- que el Concilio Vaticano II reservó la inhumación en el interior de los templos a papas, cardenales y obispos.
Bohórquez murió el 10 de noviembre de 1955 a resultas de una fractura de fémur en la pierna izquierda que le había producido una caída en una cacería el día de Todos los Santos. Una complicación cardiaca durante la hospitalización acabó con su vida a los 62 años de edad, apenas unos meses después de su ascenso a consejero togado, rango equivalente a general de división en el cuerpo de Justicia Militar entonces.
Amortajado con la túnica de la Macarena, el funeral de corpore insepulto tuvo lugar en el templo, desde donde se condujo el féretro con los restos mortales de Bohórquez hasta el cementerio de San Fernando, donde se le dio cristiana sepultura mientras se solventaban los trámites necesarios para su inhumación en el interior de la basílica que se había levantado bajo su mandato. Conforme a las noticias de la época, fueron miles de personas las que pasaron por la capilla ardiente instalada en el hospital Militar en el recinto de las Cinco Llagas.
Francisco Bohórquez Vecina era el quinto hijo del matrimonio de Ubrique formado por Pedro José Evaristo Bohórquez Piñero-Romero, médico y un tiempo alcalde del municipio gaditano, y Elisa Vecina Rodríguez. Había nacido el 11 de junio de 1893, cursando en Cádiz el bachillerato y la licenciatura de Derecho en Madrid. En 1913 ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar, desempeñando diversos empleos en Sevilla, Canarias y África.
Tras la victoria del Frente Popular, con el rango de coronel, participó en la primera de las reuniones preparatorias entre mandos y oficiales de alta graduación para la sublevación militar en la plaza de Sevilla. Precipitada ésta el día 18 de julio, se negó a acatar las órdenes del general Villa-Abrille y se puso a disposición de Queipo de Llano, de quien se convirtió en eficaz colaborador como auditor de guerra, organizando los servicios de Justicia Militar en el Ejército del Sur que mandaba Queipo.
Presidió la Obra Nacional de Construcción de Casas para Inválidos, Empleados y Obreros de Sevilla a través de la cual Queipo de Llano se lanzó a una frenética actividad constructiva para levantar viviendas para el bando vencedor en los barrios como avanzadilla del Nuevo Estado Español antes de caer en desgracia ante Franco por sus veleidades de poder que lo apartaron en Roma en una espectral misión militar sin competencias.
Por sus manos pasaban cuantos decretos dictaba el 'virrey de Andalucía' en aplicación del bando de guerra. También las penas de muerte a quienes se les había instruido corte marcial sumarísima. Esta participación en el aparato represor de la posguerra es el principal argumento para remover sus huesos de la tumba en la basílica.
Recuperación tras la Guerra
Pero para los macarenos, Bohórquez es el hermano mayor de la restauración: respaldado por Queipo (hermano mayor honorario), impulsó la construcción de la basílica de la Macarena en los terrenos de la antigua casa Cornelio. La hermandad se había refugiado en la Anunciación tras la quema de San Gil, en pleno 'Moscú sevillano' en los días de la asonada militar. En 1949, el cardenal Segura bendijo el nuevo templo.
No sólo eso: un nuevo paso para el Señor de la Sentencia y candelería para la Virgen también se estrenaron en su dilatado mandato, que abarca desde la Guerra Civil hasta el año 55 en que murió. Y extendió por toda América la devoción a la Esperanza Macarena, como recuerda de forma permanente el altar de la Hispanidad en la nave de la epístola de la basílica.
En el funeral en la basílica, con la Virgen de luto con saya y manto negros, la vara de hermano mayor reposaba sobre el féretro en el túmulo colocado en mitad del templo. Fue a la salida, en dirección al hospital Militar en un armón de artillería, cuando se le añadieron sobre el ataúd la gorra y el bastón de mando. Una compañía de Ingenieros con bandera y música desfiló ante el féretro en la explanada delante de la basílica.
Ahí acabaron los honores militares para quien había ascendido a general de brigada en febrero de 1952 (al año de morir Queipo) y a general de división pocos meses antes de morir, en julio de 1955. Su cadáver fue transportado a hombros de cofrades macarenos hasta el cementerio.
Una calle a su nombre
En junio de 1956, se rotuló la calle Huerto -entre Bécquer y Escoberos- con el nombre de General Bohórquez para honrar su memoria. Un azulejo de cerámica trianera con la imagen de la Virgen y el escudo de la hermandad resaltaba la lápida con su cargo y el apellido. En el año 2000, el nombre del general Bohórquez se cayó del nomenclátor (su calle pasó a denominarse Muro). Veintidós años después, con toda seguridad sus restos también desaparecerán del presbiterio de la basílica que él levantó.
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