Los futuros pastores que quiere el Papa Francisco

La experiencia ha permitido a los futuros sacerdotes conocer de primera mano el retrato robot que Francisco tiene de los ministros ordenados de la Iglesia que habrán de pastorear al rebaño durante el siglo XXI. Si fue interesante el breve discurso que leyó, con cita al beato cardenal Marcelo Spínola, en el diálogo franco y directo con los seminaristas, éstos pudieron entender el modelo de presbítero que el Papa quiere que salgan de los centros de formación.

Algunas de las claves del encuentro las proporcionó el arzobispo Saiz Meneses tras la visita, destacando los cuatro pilares sobre los que debe asentarse su ministerio: «Todo en el sacerdote —oración, estudio, fraternidad, misión— va unido», leyó el Papa en su discurso. Francisco los exhortó a combatir la mundanidad espiritual que reviste con un aspecto formal intachable una ausencia de vida interior. El Papa quiere, ante todo, hombres de Dios entregados a su pueblo santo y en guardia ante el peligro de una ideologización extrema.

Los seminaristas de Sevilla (del centro metropolitano y del Redemptoris Mater donde se forman las vocaciones al orden del Camino Neocatecumenal) son los terceros de España que cumplimentan al Papa en Roma. Con anterioridad, había recibido a los seminaristas de Madrid (en febrero de este año) y Barcelona (en diciembre de 2022). Tampoco hay que olvidar la investigación dirigida por el dicasterio para el Clero a comienzos del año pasado en 55 seminarios españoles y que desembocó en una 'llamada a capítulo' de todo el episcopado nacional en diciembre.

A los 36 seminaristas desplazados no se les comunicó formalmente la audiencia privada con el Papa hasta el mismo jueves, camino del aeropuerto de Málaga. Fue toda una sorpresa porque ellos mismos suponían que el Pontífice estaría ese fin de semana en Venecia. Finalmente cuadraron los planes y tuvieron la oportunidad de conocerlo.

Los seminaristas iban aleccionados por si se abría un turno de preguntas sobre cuestiones relacionadas con el clero que podrían formular, llegado el caso, como había sucedido con los formandos de Madrid y Barcelona, a los que propuso al obispo sevillano San Manuel González como modelo sacerdotal de entrega y abnegación.

Y llegó. Casi una hora de audiencia privada que habla de lo cómodo que se encontraba el Santo Padre entre los jóvenes sevillanos respondiendo con frescura mental y franca cercanía los temas que salían a la palestra. No rehuyó ninguna pregunta y se extendió sin mirar el reloj, complacido y encantado de exhortar a los futuros sacerdotes de la Iglesia hispalense como padre y pastor. Los seminaristas acabaron rendidos a su capacidad para conectar y los consejos que les regaló, sobre todo, el que tiene que ver con el peligro de contaminar de mundanidad el ministerio ordenado.

Fue el momento culminante de la peregrinación a Roma encabezada por el arzobispo, pero no el único de interés. Un día antes, los formandos bajaron a los 'scavi', las catacumbas bajo la basílica romana y celebraron misa (un privilegio realmente extraordinario) ante la tumba de San Pedro, descubierta tras las excavaciones de 1949.

Ese mismo viernes, les dirigió una sesión formativa el sevillano Antonio Mellet, exrector de la basílica de la Macarena y exvicario judicial del Tribunal Metropolitano de la archidiócesis, que ejerce de oficial en el dicasterio (ministerio) para el Clero, cuyo prefecto, el cardenal surcoreano Lazzaro You Heung-sik, acompañado de su secretario, el arzobispo chileno Andrés Ferrada Moreira, saludaron a la embajada hispalense.

La visita turística propiamente dicha quedó reducida a la tarde del viernes, pero ninguno de los viajeros se quejó por este motivo, visto lo visto y oído lo oído.