La Fundación Medinaceli compra el Postigo para hacer un museo
El nuevo espacio cultural recuperará la historia de las murallas y las puertas de Sevilla a través de un paseo virtual
Para la museografía se aprovecharán los fondos de la Casa Medinaceli y los recursos de la inteligencia artificial
Las puertas históricas y 'apócrifas' para entrar en Sevilla
La opinión de Adriano: Abre el Postigo
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa historia siempre vuelve y el último empeño de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli no sólo tiene como objetivo recuperarla, sino y, sobre todo, proyectarla. Su presidente, Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, duque de Segorbe, ha adquirido la Puerta del Postigo para ... crear en este edificio un museo consagrado a las puertas y las murallas de Sevilla. Aunque el proyecto aún está por perfilar, la intención es adecuar el inmueble como espacio cultural en el que se muestre la arquitectura defensiva de la ciudad y las curiosidades de sus entradas. Hasta una veintena permitían otrora el acceso a la urbe. Los avatares propios de su carácter protector primero, y la expansión y modernización de la villa después, acabaron por cercenar todo este patrimonio de incalculable valor. Sólo quedan tres en pie, la Puerta de la Macarena, la Puerta de Córdoba (única que conserva su aspecto original) y el Arco del Postigo.
La del Arenal (como en general todas las puertas), había estado vinculada a la Casa Medinaceli desde el siglo XVII, cuando entroncó con la Casa de Alcalá (Tarifa, Condado de los Molares y Adelantados Mayores de Andalucía) y hasta principios del XX. A mediados del siglo XIX, el postigo del Aceite era ya la única puerta habitada, lo que constituyó la razón fundamental de su preservación. Al existir un inquilino, se solicitó al XV duque de Medinaceli que instara su desahucio para poder derribarla, pero el duque ignoró el ruego municipal. Posteriormente, la heredó su hijo el II duque de Tarifa, en 1886, cuando la casa de Medinaceli se disgrega por vez primera en aplicación de las nuevas leyes sucesorias del Estado Liberal. En 1903 se la vendió a Antonio Pérez de la Chica, quien sólo cuatro años después volvió a enajenar la propiedad, adquiriéndola Fernando Casas y Camacho, cuyos descendientes han sido hasta hace escasas fechas los propietarios.
Con esta compra, y en línea con el afán preservador del patrimonio que lleva a cabo la Fundación Casa Medinaceli, no sólo se recupera un inmueble para sus antiguos dueños, sino que se va a poner en valor el asombroso pasado de sus muros. Para ello, y a la espera de la redacción del proyecto museográfico, la institución cuenta con un aliado fundamental: sus propios fondos. El rico archivo de la fundación servirá de base para la elaboración de facsímiles, así como de las maquetas que recrearán las puertas de Sevilla.
La otra gran aportación para el diseño de la museografía vendrá de la mano de la inteligencia artificial, con la idea de ofrecer un viaje virtual a lo largo de un milenio de historia sevillana.
Con esta incorporación del Postigo, la entidad cumple con sus principios fundacionales, «conservación y difusión del patrimonio histórico material e inmaterial históricamente vinculado a la Casa Ducal de Medinaceli y sus agregadas». Previsiblemente (aunque este extremo esté por confirmar), y al igual que ocurre con la Casa Pilatos, este nuevo museo de la capital hispalense cobrará una entrada simbólica. Cabe recordar que los recursos de la fundación no dependen de terceros, de ahí que el pago por el acceso sirva para sufragar los gastos que genere su ofrecimiento al público. El propio presidente de la Fundación lo explicaba así en su discurso de apertura del curso 2022/2023 de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Aludía a que la Casa Medinaceli aplicaba, aunque en una escala mucho menor, la política del National Trust, institución privada que funciona con éxito creciente en Gran Bretaña. Sobre este aspecto, Ignacio Medina y Fernández de Córdoba explicó que el esquema de funcionamiento de esta institución consiste básicamente en que el conjunto de bienes «formen una red en la que los monumentos con más ingresos sostengan, permanente o temporalmente, a los que tienen menos, de suerte que el complejo patrimonial se restaure y conserve con los propios ingresos que genera». En este sentido, es preciso abundar en la extensa red de monumentos que gestiona esta noble casa, al menos una veintena repartidos por toda España. La Casa Pilatos es uno de los buques insignia, al igual que el Hospital Tavera de Toledo, El Salvador de Úbeda o el Pazo de Oca en Pontevedra.
Alguacil Mayor
La historia de las puertas de Sevilla y por ende la de la Casa Medinaceli tiene que ver con el nombramiento como Vara de Alguacil Mayor de Sevilla y su Tierra concedido por el rey Felipe II al II duque de Alcalá por Real Privilegio dado en San Lorenzo del Escorial el 23 de septiembre de 1589. Ese privilegio permitía entrar armado de espada en el Ayuntamiento (compartido solamente con el asistente y el juez de residencia). Además, el Alguacil mayor ostentaba la prelación en los actos públicos y en la firma de documentos.
A eso se sumaba la toma en posesión de las torres siguientes: las tres que estaban encima de la Laguna de la mancebía y Casa de mujeres del partido; la que se hallaba sobre el Postigo del Aceite; otra sobre la Puerta de Jerez; otra encima de la Puerta de la Carne; otras tres en los Adarves de las Collación de Santa Cruz; otras tres que salían a la plazuela de Curtidores en la collación de San Bartolomé; otra encima de la Puerta de Carmona; otro en el adarve que iba desde la Puerta de Carmona a Santiago el Viejo; otras tres que estaban en el adarve junto al Valle; otra que estaba encima de la Puerta del Sol; otra encima de la Puerta de Córdoba; otra encima de la Almenilla; otra encima de la de San Juan y otra encima de la de Triana.
Con el paso de los decenios, el oficio y las rentas que aportaba entraron en decadencia, una situación estrechamente relacionada con el declive económico de la ciudad y de su función comercial, lo que explica el desinterés por ocupar los cargos que dicho oficio designaba y, como consecuencia, la falta de residentes en las torres. Menos la del Aceite, que ahora volverá a recuperar todo su esplendor con un nuevo museo para la extensa oferta cultural y turística de la capital andaluza.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete