Los doce trabajos de José Luis Sanz en Sevilla

Si el lector estima exagerada la comparación de la vida laboral del hijo de Júpiter con la lista de tareas municipales, basta pensar en qué hacer con la empresa municipal Lipasam. La señalan como responsable del principal problema de la ciudad los que opinaron en las encuestas previas al 28M, el propio alcalde saliente y el electo. Sanz prometió tomar como primera medida un plan de choque de limpieza. Para ello comenzará por nombrar a un profesional capaz de despolitizar la gestión de la empresa (hasta ahora dirigida por un exdelegado del Gobierno). Sanz aseguró tener una hoja de ruta para una empresa cuyo nivel de excelencia se evalúa diariamente sobre el pavimento.

En cuanto al resto del cuerpo directivo municipal, el alcalde electo tiene ultimada una lista de gestores (Urbanismo, Emasesa, Emvisesa, Tussam...) a la que en campaña daba más importancia que a la propia candidatura. Los nombramientos no se harán esperar y podrían dejar huecos en puestos intermedios de la Junta. Sanz les exigirá más que a sus propios concejales.

El siguiente cambio inminente será el de la jefatura de la Policía Local, un cargo sensible para gestionar una plantilla descontenta y saturada a la que el delegado en funciones, Juan Carlos Cabrera, acaba de comprometer un cheque de un millón de euros por las horas extras trabajadas en Semana Santa y Feria. El nuevo delegado –no parece que repita Juan Bueno– tendrá que hacer cuentas para ver cómo adaptar la demanda de efectivos para cubrir los múltiples eventos de la ciudad y cuadrar el presupuesto. La solución pasa por aumentar en 400 efectivos la plantilla policial para adecuarla a las necesidades de la ciudad, pero para eso deben mediar nuevas oposiciones que habrá que comenzará a convocar ya.

Limpieza e intervenciones en barrios serán claves en el lanzamiento del mandato. El alcalde quiere concejales de distritos implicados y atentos a cualquier problema. Ahora estudia a quién poner al frente del distrito de Sevilla Este, zona a la que le debe un buen mordisco azul en el mapa electoral. Allí prometió proyectar su modelo de barrio. Otras promesas a largo plazo tendrán que esperar como las 8.000 viviendas a 8 años vista, una cuenta que puede que no admita una variable a 4 años.

Otra de las 'primeras' medidas anunciadas por el alcalde electo es la derogación del 'Plan respira' del centro. No obliga a nada pero le traerá la primera protesta de los partidos de izquierda. Será una preocupación secundaria. Más difícil será sacar adelante a tiempo la tramitación de los 32 'microparkins' prometidos en la campaña o el aparcamiento de motos bajo la Plaza Nueva, parte del proyecto 'eje central' que incluye toldos en la Avenida y que podría encontrar trabas en Patrimonio. Este proyecto del centro propone cambiar el modelo de tranvía en el último tramo de la Avenida. Un cambio que más tiene que ver con una idea de unificación estética que también tendrá detractores. En cuanto a la expansión del tranvía, Sanz tendrá que inaugurar los nuevos tramos en obras, un proyecto en el que no cree y solo ve como sustituto del metro, el proyecto soñado del que solo conocerá en este mandato los sinsabores de las obras. En la agenda de Transportes lo más urgente es buscar medios para conectar de forma rápida Palmas Altas antes del traslado de los juzgados. En su programa llevaba una lanzadera para unir el Prado con Palmas Altas en 15 minutos. Habrá que probarla antes de la mudanza. A largo plazo queda el soterramiento del Paseo Colón que habrá que proyectar en el primer mandato.

Sanz abre un periodo inédito en el gobierno de la ciudad al ser el primer alcalde del PP que tendrá un gobierno del mismo partido en la Junta de Andalucía. Doble filo: gana un aliado pero pierde una excusa para justificar retrasos. Algunos de los asuntos pendientes van a depender mucho del grado de implicación de los despachos de la Administración autónoma. Así ocurre en las medidas para la limitación de pisos turísticos, que marcó buena parte de la campaña, o en la coordinación para conseguir el ansiado vuelo transoceánico, llámese a Nueva York o a Miami. Proyectos pendientes del Estado como la conexión de Santa Justa con el Aeropuerto pueden demorarse pero activarán el siempre rentable resorte de la confrontación.

Otros retos son más domésticos pero no menos importantes. Amén de volver a convocar la consulta popular sobre la duración de la Feria de Abril, haciendo campaña por recuperar el lunes de pescaíto, a Sanz le queda la tarea de acometer la ampliación del real. De no planificarlo en el primer año de mandato no llegará a tiempo.

Además de brindar con una cerveza a pie de calle, Sanz tendrá que dar forma jurídica a su promesa de protección de los bares tradicionales y proyectar una nueva ordenanza de veladores con el sector.

Dejando el ámbito de lo mítico por lo utópico hay que apuntar el traslado al Rectorado del Museo de Bellas Artes, una hidra con más se siete cabezas que cortar.

Desde el próximo 17 de junio, José Luis Sanz tendrá 1442 días para proyectar esa Sevilla «soñada» que ha prometido en campaña electoral. En la Alameda de la política sevillana, Hércules apuntará la dimensión de su trabajo y César la gloria que le corresponda.