Episodios locales
Despertar de golpe y porrazo
A finales de agosto del año 2000, Sevilla se topó con la dura realidad de que el Comité Olímpico Internacional no la consideraba preparada ni para ser ciudad candidata a unos Juegos Olímpicos
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Iniciar sesiónEn la prosa de la corrección política, Sevilla presentaba «algunos factores limitantes» para aspirar a ser ciudad candidata a albergar los Juegos Olímpicos de 2008. Sin paños calientes diplomáticos, la comisión ejecutiva del COI que tomó el 28 de agosto de 2000 la decisión de ... excluir a Sevilla consideraba que la ciudad no tenía el tamaño mínimo exigible para embarcarse en la aventura de organizar unos Juegos. Faltaban hoteles, infraestructuras y transportes, todo eso para empezar a hablar de posibilidades.
La primera vez que la ciudad lo había intentado, en marzo de 1997, se interpretó como un desaire que tendría respuesta. La segunda no dejó lugar a dudas: el informe señalaba expresamente que «las condiciones de tráfico son las típicas de una ciudad pequeña, con embotellamientos habituales ligados a la actividad económicas y turísticas» al tiempo que criticaba la falta de conexión de la estación del AVE con el aeropuerto. Del sueño olímpico nos despertaron de golpe y porrazo, con una cachetada de mano abierta del COI, pero la pesadilla nos tiene en vilo desde hace veinticinco años.
Sevilla competía con otras nueve ciudades de la que saldrían las candidatas finalistas: París, Estambul, Toronto, Osaka, Pekín, El Cairo, La Habana, Bangkok y Kuala Lumpur. Sevilla quedó en la cola, sólo por delante de La Habana, El Cairo y Bangkok en determinados aspectos, excluida por tanto de la carrera por los Juegos de 2008 que se disputaron finalmente en Pekín como demostración de la emergencia de China como gran potencia mundial.
El optimismo en la ciudad en las fechas previas a esa reunión en Lausana era desbordante, a tenor de las declaraciones de sus representantes. El estadio de la Cartuja parecía un aval imbatible a cuyo conjuro se rendiría el Comité Olímpico. Alfredo Sánchez Monteseirín, alcalde merced a los votos andalucistas, sostenía, sin cortarse, que «Sevilla tiene las condiciones para ser sede de unos Juegos». El delegado municipal de Deportes, Juan Ortega (PA), exageraba: «Sevilla está técnicamente preparada para pasar el corte olímpico». Algo más prudente, el presidente del COE, Alfredo Goyeneche, veía un «error del COI que Sevilla no sea elegida como candidata» y, tentándose la ropa, el presidente adjunto de Sevilla 2008, Alfonso Seoane, mostraba prudencia: «Sevilla 2008 se merece que la dejen saltar al terreno de juego».
Pero lo cierto es que tocó chupar banquillo mientras Pekín, París, Osaka, Toronto y Estambul se disputaron un año las opciones hasta la elección decisiva en julio de 2001 en Moscú, cuando tocaba el relevo de Juan Antonio Samaranch. La eliminación escoció y dio pie al tradicional fuego político cruzado: el PA de Rojas-Marcos, que había enarbolado la bandera en 1993, contra el PP; la Junta y la Diputación, contra el Gobierno; y todos contra Madrid, que asomaba ya detrás de la puerta para los Juegos de 2012.
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