Iglesia en Sevilla

Por el deporte hacia Dios

La Facultad de Teología ha acogido las segundas jornadas sobre deporte y fe

La fe en los deportistas de élite y el deporte en la escuela o como instrumento de inclusión

«Dios es deportista», un libro de Javier Trigo, resume la visión que del deporte tiene la Iglesia

Manuel Gómez

Si se asume que Dios está entre los pucheros, entonces no debe de andar tampoco demasiado lejos de los balones, los estadios y las canchas deportivas. Este podría ser el planteamiento inicial de las segundas jornadas Deporte y Fe que se han celebrado ... entre jueves y viernes en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla.

Organizadas por la Archidiócesis de Sevilla en colaboración con los salesianos, las sesiones quieren suponer un aldabonazo a las conciencias de cuantos deportistas, entrenadores o dirigentes se consideran católicos para que no escondan su fe en unos ambientes tan necesitados de evangelización como la alta competición o el deporte como instrumento educativo.

Javier Tebas, gerente de LaLiga, recogió el guante en la ponencia que clausuró la primera jornada: «Quienes somos católicos, tenemos que dar testimonio». El alto ejecutivo del fútbol profesional español no tuvo empacho en citar la carta de San Pablo a los corintios para asimilar el entrenamiento del deportista con el que hace el creyente para mantener viva la llama de la fe.

«Dios es deportista», afirmó tajante Javier Trigo, que presentó su libro con idéntico título en el que hace un repaso por la visión de la práctica deportiva en los escritos de los tres últimos pontífices, sazonado con veinte historias personales en las que se entrelazan fe y deporte. «A través del deporte, uno puede llegar a Dios y ser santo», sostiene Trigo, ex gerente del Instituto Navarro de Deporte y exdirector del servicio de Deportes de la Universidad de Navarra. Y cita a San Juan Pablo II, el Papa que mandó construir una piscina en el Vaticano, para pedir que «en todas las parroquias debería haber un proyecto deportivo».

La Conferencia Episcopal Española tiene, de hecho, un área pastoral enfocada al deporte que coordina el sacerdote Litus Ballbé, olímpico en Londres 2012 con la selección nacional de hockey hierba, desde hace dos años. En Sevilla, las jornadas tendrán su plasmación práctica en un torneo de fútbol hoy sábado para benjamines en el Polígono Sur, donde radica la parroquia de San Pío X a cuyo frente está Salvador Diánez, vicario de Pastoral Social, en quien recae esta responsabilidad en la Iglesia de Sevilla y que dio la bienvenida a los asistentes.

No faltó emotividad. La que aportaron con sus testimonios el exguardameta Juan Carlos Unzué, el maratoniano José Manuel Roas, el nadador paralímpico Paco Salinas o los embajadores de la liga Genuine (torneo no competitivo para personas con discapacidad intelectual superior al 33%) Rubén Cano y Álvaro Almazán en sendas mesas redondas moderadas por el periodista Paco García Caridad.

Juan Carlos Unzué y Javier Tebas Manuel Gómez

Unzué, enfermo de ELA, tomó parte en una mesa redonda con el también exportero Javi Varas y el árbitro sevillano de Primera División Jorge Figueroa Vázquez, sobre la vivencia de la fe en el deporte profesional. Unzué confesó que practicaba de adolescente su fe inculcada por su madre hasta que la fue perdiendo en la veintena, pero admitió que «la educación religiosa ha calado en mi forma de ser». Defendió el valor de «la humildad para mostrar la debilidad y compartirla», antesala de la vulnerabilidad humana en que Dios se hace presente con más facilidad.

Javi Varas y Figueroa Vázquez expresaron su vivencia de la fe en los vestuarios. El exportero señaló que un desgraciado acontecimiento familiar le impulsó a transformar su oración de súplica en acción de gracias por todo cuanto tiene alrededor y el árbitro de fútbol expresó que cada día se levanta dando gracias a Dios.

«Que a través de nosotros, de alguien que no va a dar un paso en su vida y no va a pronunciar palabra, otros puedan ver a Dios, que el Señor se valga de algo así para mostrarse, me parece de una imaginación desbordante y un regalo que no merecemos»

José Manuel Roas

Maratoniano

Los entresijos de la competición futbolística dieron paso en la siguiente mesa redonda a la emoción que suscitaron el nadador paralímpico cordobés Paco Salinas, el maratoniano José Manuel Roas que corre con su hijo Pablo en silla de ruedas, y los futbolistas tricromosómicos Rubén y Álvaro del Nástic de Tarragona, embajadores de la liga Genuine.

Roas habló mucho de la fe, que vive en el Camino Neocatecumenal: «Que a través de nosotros, de alguien que no va a dar un paso en su vida y no va a pronunciar palabra, otros puedan ver a Dios, que el Señor se valga de algo así para mostrarse, me parece de una imaginación desbordante y un regalo que no merecemos». Empezó a correr con su hijo Pablo, afectado por parálisis cerebral, por casualidad y descubrió que eso hacía feliz al pequeño: «El campeón habrá ganado el maratón, pero la persona que más lo ha disfrutado seguro que ha sido mi hijo», relataba con orgullo paterno.

Salinas, laureado en el Mundial de Berlín de natación adaptada, relató el accidente de moto que le cambió la vida en 2007 y lo dejó en silla de ruedas: «Los baches de la carretera me derribaron, pero fue Dios quien me levantó de ahí», confesó. Hoy por hoy, entrena diez sesiones semanales para competir en París 24 y no ha abandonado la fe, pese a que muchos le preguntaban, tras el siniestro, si le quedaban fuerzas para seguir creyendo en Dios.

La nota sentimental y divertida la pusieron Rubén Cano y Álvaro Almazán, capitanes del Nástic tarraconense y embajadores del torneo Genuine auspiciado por la Liga de Fútbol Profesional en el que toman parte un millar de personas con discapacidad intelectual superior al 33% encuadrados en 46 equipos de toda España bajo el ilusionante lema de «compartir antes que competir».

En la jornada de ayer, se examinó el deporte como instrumento educativo y de evangelización a través de la experiencia de formadores y educadores y también de exdeportistas como la hermana Guadalupe Escudero, alpinista que escaló en el Himalaya antes de ordenarse como virgen consagrada en Navarra: «No dejaba de buscar». La ponencia final estuvo a cargo del atleta Enhamed Enhamed, nadador paralímpico ciego que contó su experiencia motivacional.

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