Iglesia hispalense

Cristianos perseguidos en más de medio mundo

Ayuda a la Iglesia Necesitada detecta 61 países donde se viola la libertad religiosa

La fundación pontificia pone el foco en Nigeria, con el lema 'Iglesia mártir, Iglesia viva'

El obispo Valdivia llama a estar vigilantes contra posibles derechos vulnerados

Presentación del Informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada Raúl Doblado

La nigeriana Janada Marcus, cuatro veces secuestrada por los islamistas de Boko Haram, sonríe cuando le recuerdan su respuesta a lo que más le gusta de España: su gente. Quizá porque de donde viene, su país natal con mitad de musulmanes y tres ... movimientos yihadistas activos, los ataques a los cristianos no permiten vislumbrar la fraternidad universal de la que tanto habla el Papa Francisco.

Ella y el sacerdote Joseph Fidelis fueron los protagonistas de la presentación del informe sobre libertad religiosa que cada dos años compila la fundación pontificia, Ayuda a la Iglesia Necesitada, el único observatorio católico de este derecho a nivel mundial. El padre Fidelis, psicólogo, es responsable de la unidad de Salud Mental y Atención de Trauma de la diócesis nigeriana de Maiduguri.

«¿Qué delito han cometido?», se preguntaba retóricamente el jueves en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla durante la presentación del informe sobre las 2.000 mujeres que han atendido en su centro de rehabilitación. Y él mismo se respondía al momento: «Son simplemente cristianos». La religión cristiana es el credo más perseguido sobre la tierra.

En efecto, la adhesión a Cristo es causa de discriminación (veto a ocupar determinados puestos, exclusión de la vida social, etcétera) en 33 países de los 196 estados reconocidos por la ONU. En otros 28, además, los cristianos son abiertamente perseguidos, según puso de manifiesto José Fernández Castro, responsable de Promoción de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esas naciones dibujan el que llamó «mapa de la vergüenza»: casi 5.000 millones de personas viven bajo esos regímenes donde vivir y expresar la fe es un acto heroico, casi martirial.

Los agresores quedan impunes en 36 países estudiados, donde los responsables de ataques a cristianos nunca son procesados. «Donde no hay libertad religiosa, no hay sociedad civilizada», sentenciaba Joseph Fidelis en la exposición pública de este jueves.

Raúl Doblado

La caracterización de los enemigos de la fe cristiana son tres, según se pone de manifiesto en el informe: los nacionalismos étnico-religiosos como la India o Pakistán donde se caracteriza al buen ciudadano por su pertenencia a la mayoría religiosa, idiomática y territorial; los regímenes autoritarios recelosos de la libertad de conciencia (como Nicaragua, el primer país de América donde se persigue a la Iglesia); y los extremistas islámicos en todas sus formas.

En Europa, el riesgo proviene de la imposición de un pensamiento único, un discurso obligado del que nadie puede disentir so pena de cancelación. Es lo que ha sucedido con el obispo de una iglesia luterana de Finlandia Juhana Pohjola, que afronta cargos de la Fiscalía por un delito de odio contra la comunidad homosexual por citar la enseñanza bíblica al respecto en un folleto impreso en 2004, investigado en 2019.

El obispo auxiliar de Sevilla Ramón Valdivia, bajo cuya presidencia se desarrolló el acto de presentación del informe sobre libertad religiosa, articuló un fundamentado y hermoso texto que saltó del salmo 8 al artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos donde se reconoce, «innato a la persona, el derecho a cambiar de creencia y de religión».

La intervención de más calado académico y pastoral vino de la mano del auxiliar, que señaló el informe como señal de alarma: «Nos previene ante la indiferencia hacia proyectos totalitarios que pueden estar impregnando nuestros sistemas públicos y sociales colonizando el espacio mediático para que no se busque la verdad, sólo se polarice la sociedad».

Tuvo, por tanto, alusiones para nuestra sociedad: «Los poderes públicos tienen obligación de custodiar y proteger se esté en la nación que esté: creer en libertad es un derecho, no un privilegio. Este acto lo concibo como la oportunidad de ser ciudadanos activos para que nuestro derecho a expresar sin miedo nuestra creencia no sea vea nunca vulnerado. Porque puede suceder que, aun respetando el culto público, subrepticiamente pueda desplegarse una red de instrumentos que censuren la expresión libre del contenido de la fe». Y se refirió en concreto al derecho de conciencia médica en casos de eugenesia, aborto o eutanasia. Expuso la necesidad de pasar de la tolerancia a la «necesidad de sentirnos iguales y libres».

«Descubrirse persona humana es el proceso más hermoso que uno puede vivir. La sagrada Escritura se convierte así en el diálogo entre dos libertades: la de Dios y la del hombre», dijo monseñor Valdivia antes de invitar a «educar, más allá de sensibilizar, en la importancia de la libertad religiosa, no sólo como ausencia de coacción como un camino para ordenar las propias opciones según la verdad».

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