Cita con Doña María Coronel y la leyenda en el monasterio de Santa Inés
Siguiendo una costumbre secular, este viernes se venera en la iglesia del monasterio de Santa Inés el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel, protagonista de una de las más bellas leyendas sevillanas
Cuerpo incorrupto de Doña María Coronel en el Monasterio de Santa Inés
Decir convento de Santa Inés en Sevilla es decir monasterio de leyenda. Preciosa es la protagonizada por su fundadora, doña María Coronel en su huida del acoso del rey Don Pedro I de Castilla, para unos el Cruel y para otros el Justiciero. Leyenda ... la que escribió Gustavo Adolfo Bécquer para «Maese Pérez el organista» con el órgano del templo conventual como pieza fundamental en un inolvidable concierto de Nochebuena, y leyenda son también sus bollitos, muy antiguos pero sin documentar, que se hacen «desde siempre» y con ingredientes sencillos: harina, aceite, azúcar y ajonjolí.
Este viernes día 2 de diciembre, fecha en la que en 1411 murió Doña María Coronel, se venera en la iglesia del convento de Santa Inés el cuerpo incorrupto de la fundadora, según una costumbre secular. El convento estará abierto todo el día de 9 a 13 horas y de 16 a 20 horas. La misa se celebrará a las 19.30.
Aceite hirviendo
En el coro de la Iglesia se venera el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel, la heroína del siglo XIV que se desfiguró el rostro con aceite hirviendo para acabar con el acoso del rey don Pedro. Su padre Alfonso Fernández Coronel fue aguacil mayor de Sevilla y otros cargos importantes con Alfonso XI y con su hijo Pedro I. Pero en la lucha del rey con sus hermanos bastardos los Trastámara cayó en desgracia. El rey lo mando matar y se apropió de sus posesiones. Y lo mismo le ocurrió al marido de Doña María, don Juan de la Cerda, descendiente directo de San Fernando. Don Pedro se prendó de la joven viuda y comenzó a acosarla. Ella se refugió en el monasterio de Santa Clara pero ni el asilo sagrado paraba al monarca. Un día sus esbirros entraron a buscarla y la dama decidió ocultarse en la huerta junto a la Torre de don Fadrique. Se metió en un hoyo y el jardinero puso unas tablas y lo cubrió de tierra. Pero se notaba que estaba acabada de remover. Cuando los soldados buscaron en la huerta, al hoyo le crecieron unas frondosas matas de perejil y no la encontraron.
Pero don Pedro no cejaba en su empeño y otro día se introdujo él mismo en Santa Clara. Doña María se refugió en la cocina, se echó en la cara una sartén de aceite hirviendo y se desfiguró la cara. Cuando Enrique II el de las Mercedes mató a don Pedro en Montiel y se proclamó rey, devolvió a Doña María Coronel algunas de sus propiedades. Y ella en 1375 fundó el monasterio de Santa Inés en unas casas de su padre, junto a la Parroquia de San Pedro.
La historia del convento
Este viernes es un día magnífico para disfrutar de Santa Inés, de su compás, de su iglesia y de sus dulces. En la iglesia se pueden admirar los magníficos azulejos de clavo, la imagen de Santa Inés del altar mayor obra de Francisco de Ocampo, la imagen de San Blas, de Juan de Mesa y el órgano pieza de transición de los siglos XVII y XVIII.
Reposo eterno junto a su marido y su hija
En el coro en una urna se encuentra expuesto el cuerpo incorrupto de Doña María. En ella está desde 1833 cuando se le sustituyó el traje de tisú de plata que había llevado hasta ese momento por el hábito de clarisa franciscana. Debajo de la urna reposan los restos, sin la cabeza, de don Juan de la Cerda, su marido y de su hija, una niña que murió muy pequeña. En 1979 un equipo de la Real Academia de Medicina, que formaban los doctores Gabriel Sánchez de la Cuesta, Ildefonso Camacho, José Domínguez, Eloy Domínguez Rodiño, Ángel Rodríguez de Quesada y José Luis López Campos, y el historiador Antonio Hermosilla, estudió el cuerpo de Doña María, a petición del sacerdote Carlos Ros, su biógrafo. Sobre la reja del coro hay un retrato de Doña María Coronel, obra de Joaquín Domínguez Bécquer, pintor de cámara del duque de Montpensier, de 1856. Fue donado al convento por la Infanta María Luisa Fernanda.
Dulces
En el torno se pueden adquirir los dulces que elaboran las clarisas. Además de los bollitos hacen cortadillos, empanadillas de cidra, roscos de vino, mantecados de ajonjolí, de azúcar y de almendra, tortas de aceite, almendradas, de polvorón y de chocolate, magdalenas de leche y de aceite, sultanas y pastas de Santa Inés y de Santa Clara.
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