Historia de Sevilla
EL CALOR, UN VIEJO AMIGO DE SEVILLA COMO MUESTRAN ESTAS IMÁGENES RESCATADAS DEL ARCHIVO DE ABC
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¿Cómo han hecho los sevillanos para combatir las olas de calor durante los meses de verano? Las fotografías de ABC lo cuentan
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Iniciar sesiónEsta ola de calor está siendo dura, especialmente dura. Los termómetros sevillanos están llegando a unas temperaturas que han obligado a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) a activar la «alerta roja» durante dos días esta semana. Este «riesgo extremo» viene ... de la mano de cifras de 44 grados o superiores, como puede verse en los termómetros de la calle o sentirse en la piel cuando vamos caminamos por la ciudad. Pero esto no es nuevo en esta tierra. A pesar de que el cambio climático se está haciendo notar, algo que no puede negarse, el calor en Sevilla es un viejo amigo, una relación de amor-odio y un acompañante incómodo desde hace siglos. Aunque cada año es más acuciante, asunto por el que los expertos llevan años avisando y anticipando a la población desde hace décadas, los sevillanos llevan años haciéndoselas para combatir las altas temperaturas de la forma más llevadera.
ABC de Sevilla lleva casi cien años siendo testigo de la actualidad y la vida diaria de los sevillanos. En sus páginas y fotografías ha plasmado los acontecimientos desde 1929 y el calor veraniego, sin duda, es uno de ellos. Desde este serial histórico, cada viernes, rescatamos instantáneas de la Colección Gráfica de ABC de Sevilla, que alberga tesoros desde tiempos de nuestros abuelos. Imágenes que demuestran cómo los sevillanos llevan siglos amoldando sus costumbres. Porque se puede decir que son grandes maestros en aprovechar los mejores momentos del día y en aclimatar los hogares, entre otras cosas. Cuando llega el verano adaptan las viviendas, las tareas diarias y los horarios para sobrellevar el calor.
Ir por la sombra
Aquello de recomendar: «ve por la sombra», es un consejo y en ocasiones hasta una despedida, cuando nos cruzamos con alguien por la calle. Estas temperaturas no permiten lo contrario, y por ello se instalan toldos y velas en las principales calles de la ciudad, aunque deberían ser más las vías con este tipo de elemento de sombra.
Esta costumbre, que cada año lleva el Ayuntamiento de Sevilla, se viene haciendo desde principios del siglo XX, como demuestra la siguiente fotografía tomada por Juan Barrera en la calle Sierpes en el año 1920. Esta instantánea se publicaría en la edición de ABC nacional, el local aún no existía. Este era el tipo de toldos o «velas» que se utilizaban entonces para crear las sombra en las calles, eran llamadas de esta forma porque se fabricaban con las velas de los barcos.
Lo más refrescante
Cuando el calor aprieta de verdad el agua es la mejor aliada para aliviarlo, y eso hicieron estos pequeños de la imagen siguiente en julio de 1930, regalándonos esta preciosa y divertida estampa. El fotógrafo L. Van Eynsberge supo capturar el momento exacto en el que un grupo de niños juega y se baña en plena calle con una manguera de riego. Da ganas de verano con sólo contemplarla.
Pocas cosas hay más veraniegas que un cine de verano. Y es que esta forma de ocio, que poco a poco se va recuperando en algunos barrios, era una de las más recurrentes en el pasado. Aprovechar la caída de la tarde disfrutando de una película en algún patio al fresco y tomando algo era un gran pasatiempo para quienes podían permitírselo. A colación de esto, rescatamos esta fotografía aérea de la Alameda de Hércules, en la década de 1930: el cine de verano que perdimos.
Siguiendo con el agua, ese magnífico elemento, nos trasladamos a 1955, de la mano de una pieza fundamental en los veranos del pasado: el botijo o búcaro. En los años 50, escenas como estas eran cotidianas en Sevilla: el botijero, con su sombrero de paja recorría las calles de la ciudad vendiendo estos recipientes. Como vemos, está pregonando su mercancía en un cruce de calles acompañado por dos burros con alforjas.
En la siguiente parada, rescatamos una fotografía en la que quizás algunos identifiquen el lugar: las primeras instalaciones del Club Natación Sevilla, en la calle Juan Sebastián Elcano. Este recinto, propiedad del empresario vasco Eladio Goizueta, era popularmente conocido como «La piscina de la playa». En ella, los más de 200 socios inscritos disponían de una pileta de 66 metros con uno de los laterales con forma de orilla y dos trampolines. La Piscina de la Playa fue explotada desde su apertura en el verano de 1931 entre la propiedad y el Club Natación para diversos deportes, como el waterpolo.
El descubrimiento de la Expo 92
Avanzamos en los años y una de las fotografías que más llama la atención de nuestro archivo es una tomada en 1992, en la Isla de la Cartuja durante la celebración de la Exposición Universal. En ella, vemos a varios visitantes sentados a las sombra de unas pérgolas llenas de vegetación y bajo el famoso sistema de refrigeración en exteriores llamado «microclima». Este método, al que ya estamos más que acostumbrados, nació en Sevilla, en la Expo y ha sido emulado en todo el mundo. Y es que el modelo de la muestra universal fue todo un éxito con respecto al control de las temperaturas. El diseño de los espacios, el uso masivo de la vegetación, las pérgolas, el agua micronizada, las sombras o la refrigeración mediante agua bruta en los pabellones, consiguieron bajar varios grados la temperatura media de la Isla de la Cartuja con respecto al casco urbano de la ciudad.
La siguiente fotografía podría haberse tomado en cualquier ciudad o pueblo costero, pero no, es el río Guadalquivir a su paso por Sevilla. En ella, un grupo de jóvenes disfruta del agua desde una plataforma y otros navegan en una moto de agua. Una estampa de lo más veraniega.
Seguimos con fotografías sevillanas, esta vez del año 1999. Hace tan sólo 23 años, pero por la vestimenta y la calidad de la instantánea vemos que sí ha pasado el tiempo. ¿A quién no le han llevado de pequeño a las barcas del estanque de la Plaza de España? En esta ocasión «pillamos» en ello a cuatro amigos, uno más empeñados que otros en las tareas naúticas.
Los globos de agua son cosas de niños, pero algunas veces con las altas temperaturas dejan de serlo. Como vemos en una de las fotografías, una pareja se afana por llenar uno de esos globos en una fuente del parque del Alamillo, tras esto, carreras, risas y agua fresca para todos. En la tercera fotografía, un turista se deja llevar por las altas temperaturas y se mete en el agua de la fuente de la plaza de San Francisco. A veces hay que sufrir que el civismo no case con el calor.
La cita con la historia de este viernes la cerramos con un consejo. Al igual que hacían los sevillanos de la imagen superior en uno de los puestos del parque de María Luisa allá por 2003: cómprense un sombrero. Pasear por Sevilla será más agradable en las horas centrales del día bajo ese aliado y tradicional complemento, y es que hay cosas que siguen funcionando por mucho que pase el tiempo.
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