«La brutal caída de la natalidad es el mayor problema de España y amenaza la supervivencia de muchas líneas en colegios e institutos»

-SAFA está en el barrio de Los Pajaritos de Sevila, uno de los más pobres de España. ¿Por qué?

-Nuestro ideario es formar personas con espíritu de servicio a la sociedad, y ofrecer oportunidades a todos los niños, con independencia de su nivel social o económico, y tener colegios en zonas con este contexto está en la genética de SAFA. Abrimos un colegio en la Alameda para acoger a los hijos de las prostitutas que trabajaban allí en esa época y darles formación y salidas laborales. También, por supuesto, a sus madres. Y abrimos otro centro en la zona del antiguo aeropuerto para atender a la numerosa población inmigrante que empezó a concentrarse allí.

-¿Los inmigrantes son las personas más vulnerables que hay ahora mismo en España?

-Sí, y muy especialmente en Andalucía. Tenemos un colegio en Málaga con alumnos de 32 nacionalidades y el de los Pajaritos, en Sevilla, tenemos alumnos de hasta 36 nacionalidades. Resulta, en todo caso, muy gratificante trabajar con chavales que viven en ese contexto y ayudarles a que encuentren su vocación, sean felices y ocupen su lugar en el mundo, algo que sin formación no podrían conseguir.

-Supongo que algunos de esos niños se acordarán de sus profesores cuando se hacen mayores.

-El otro día estaba en la peluquería y le pregunté al peluquero de dónde era. Me dijo que de los Pajaritos y yo le comenté que llevaba los colegios de SAFA y entonces me dijo que si no llega a ser por nuestro colegio, y por sus profesores, estaría completamente perdido. Escuchar eso justifica todos los esfuerzos que hacemos y que nos dejemos la piel mañana y tarde en los centros.

-¿Un profesor que haga amar la literatura, el arte o las matemáticas, o despierte su curiosidad por aprender, le puede cambiar la vida a cualquier alumno de Los Pajaritos?

-De Los Pajaritos y de cualquier otro lugar. La vida te la marca tu familia, tus amigos y el colegio en el que estás desde los 3 a los 18 años. A mí también me la marcaron varios profesores por su cercanía o cariño, y por sus conocimientos y su forma de transmitirlos. En SAFA, aparte de transmitir conocimientos, tratamos de inculcar valores como el compromiso con la sociedad y que los dones y competencias de nuestros alumnos se pongan al servicio de los demás. Le llamamos personas para los demás.

-¿Esos valores se han perdido en los últimos veinte años?

-Tengo la impresión de que vivimos en una sociedad líquida, más individualista y centrada en uno mismo, donde lo tenemos todo y se ha perdido quizá también esa fraternidad con los demás. Esto es una opinión personal pero creo que cuando menos tienes, hay más fraternidad y más generosidad. Y cuanto más tienes, más quieres asegurar tu futuro y el de los tuyos.

-¿La disminución de la natalidad tiene algo que ver con ese individualismo?

-Es posible, o quizá las parejas quieren garantizar a sus hijos el futuro y por eso tienen menos hijos. Generalizar en esto puede ser injusto y en esa decisión, que es completamente legítima, también hay un sentido de la responsabilidad. Creo que por eso también hay muchas menos familias numerosas. Antes había muchos menos recursos económicos para sacar una familia adelante y eso no era un impedimento para tener más hijos. Nuestros padres y abuelos no tenían esa autoexigencia de que sus hijos tendrían que tenerlo todo. La caída de la natalidd también tiene que ver con que hay menos tiempo para estar con los hijos al trabajar el padre y la madre.

-Aunque ahora los padres tengan más dinero que la generación anterior, parece que es más difícil a un hijo adelante que antes. ¿Tiene usted esa impresión?

-Sí, creo que es más difícil que antes. Hay muchas más distracciones y el consumismo ha creado muchas necesidades a las que muchos se acaban enganchando. Hay que tener una casa terminada con todos los detalles. Si no lo tienes todo, no estás satisfecho. Pero cuando lo tienes, tampoco lo estás. En las sociedades que lo tienen todo, la natalidad está cayendo y en las que no tienen casi nada, como las africanas, está subiendo. La caída de la natalidad está siendo especialmente brutal en Andalucía desde hace diez o quince años.

-¿Eso puede significar que se cree una dura competencia entre los propios colegios para captar alumnos?

-No me gusta la palabra competencia pero la caída de la natalidad, sostenida en el tiempo, ha cambiado el panorama de los colegios. Se nota algo más en zonas rurales pero también en las ciudades es importante.

-Antes los padres hacían lo que fuera para conseguir una plaza en determinados colegios. Algunos, incluso, falsificaban datos de su renta o ponían domicilios ficticios para conseguir los puntos necesarios para sus hijos. ¿Eso ya es historia?

-Quitando algunos casos como el colegio Portaceli, donde aún hay más demanda que oferta, todo eso se ha dado la vuelta. Nosotros no tenemos ningún problema de escolarización en nuestros tres colegios en Sevilla, pero en zonas rurales ofrecemos a lo mejor 250 plazas y resulta que solo hay 100 niños.

-¿Significa esto que, si no cambia la tendencia, acabarán cerrando líneas en sus colegios?

-La brutal caída de la natalidad es el mayor problema de España y amenaza la supervivencia de muchas líneas en colegios e institutos; también va a empezar a notarse también en la universidad y en determinadas carreras. Todo esto plantea un dilema en los colegios y el Gobierno tendrá que tomar una decisión: o se cerrarán líneas educativas para ajustar la oferta a la demanda, o se mantendrán con ratios muy inferiores a las que había hace diez años. Si se optara por esta segunda opción y tuviéramos clases con 10 ó 15 alumnos, se podría dar una atención mucho más personalizada a todos ellos, algo que también está en el ideario de SAFA y creo que en el de todos los colegios, ya sean públicos o concertados.

-Hasta ahora apenas se han reducido líneas en Andalucía.

-No, y espero que siga así. Lo que se ha hecho es mantener las líneas, con lo que las ratios se han reducido en algunos casos a 10 ó 15 alumnos, lo que supone una mejora de la calidad de la enseñanza. Hay casos como Linares, con cuatro colegios concertados, en los que parece inevitable, de seguir esta tendencia en la natalidad, que se tengan que cerrar líneas de alguno de estos cuatro colegios.