«La LOMLOE permite que un alumno pueda empezar la FP con 14 años y eso es un gran avance para todos»

-¿Cómo explica el «boom» de la Formación Profesional en toda España y, muy especialmente, en Andalucía?

-Hace algunos años atravesamos una etapa de titulitis en España y había mucha gente consideraba que tener un título universitario era imprescindible. Ya se ha demostrado que no, que hacen falta muchas competencias en el mercado laboral, y que no todas pasan por la universidad, de la que es mucho más dificil salir con un trabajo, al menos de lo tuyo, que de un ciclo de Formación Profesional, donde el desempleo, especialmente en los ciclos superiores, prácticamente no existe. En SAFA hacemos una apuesta clara por la FP. El primer curso que dimos en Andalucía fue el de poda del olivar. Ahora damos 93 ciclos formativos presenciales en 17 centros, 10 en modalidad a distancia, y 45 en la FD dual, con el tiempo repartido entre las prácticas en las empresas y en los centros. En todos ellos están unos 4.000 alumnos, 350 docentes y más de 500 certificados de profesionalidad, que es básico para los inmigrantes.

-¿Cómo se mantienen? ¿Cobran alguna «cuota voluntaria» a sus alumnos?

-No. Nuestra enseñanza es completamente gratuita y por eso necesitamos que la Consejería de Educación concierte más ciclos de FP porque no está en la genética de SAFA hacer ciclos privados. En el País Vasco no sólo conciertan las plazas de FP sino que pagan la maquinaria. La maquinaria que empleamos, por ejemplo, en el ciclo de soldadura, es muy cara. Por otra parte, damos más de un millón de euros en becas a nuestros alumnos gracias a fondos propios, porcentaje de IRPF, algunas ayudas públicas y con donaciones privadas.

-¿La FP es ahora mismo una apuesta ganadora?

-Sí. Hacer cualquier ciclo de FP es una apuesta ganadora; de hecho, ya hay más alumnos haciendo ciclos formativos que carreras universitarias. Fíjese si es ganadora la FP que hasta los grandes fondos de inversión están apostando por este sector de la formación en España

-La LOMLOE, una ley muy criticada por los centros concertados, hace, sin embargo, una gran apuesta por la FP.

-La criticamos porque considera a los centros concertados subsidiarios de la pública y eso nos parece inaceptable. Pero es cierto que apuesta por la FP y por la variabilidad de grados. La FP tiene que ser muy versátil porque el 40 por ciento de los empleos del futuro aún no se conocen y podrían desaparecer otros muchos actuales. Y hay un artículo en la LOMLOE que permite que un alumno con dificultad de aprendizaje en segundo de ESO pueda iniciar formación profesional sin esperar a los 16 años, como desde que se aprobó la Logse. Esto es clave porque hasta ahora había chavales que se veían perdiendo el tiempo en tercero y cuarto de ESO y también se lo hacían perder a sus compañeros. Ahora ya pueden iniciar la FP con 14 años y esto es un avance. Ampliar la educación obligatoria de los 14 a los 16 años se ha demostrado que fue un error porque con 14 muchos chavales tenían ganas de aprender un oficio y no se les dejaba. Y con 16 ya estaban quemados y desmotivados después de dos años calentando el asiento y sintiéndose los malos y un estorbo en la clase.

-¿Que se puede hacer para recuperar la cultura del esfuerzo cuando se puede hacer la Selectividad sin aprobar todo el bachillerato?

-La cultura del esfuerzo es clave pero hay muchas formas de motivarla. En mi época se obligaba a memorizar muchas cosas en el BUB o el COU que se te olvidaban al día siguiente del examen. Nosotros fomentamos esa cultura a través del trabajo colaborativo, trabajo por proyecto y disciplina positiva. Un alumno no puede pasar de curso sin aprobar el anterior y repetir no debería ser una frustración, aunque habrá que acompañar al alumno para adaptarse a ella. Muchos jóvenes no tienen tolerancia a la frustración porque lo tienen todo y ahí hay mucho margen de mejora. También para los padres, que son hiperprotectores y deberían dejar de serlo. Hay que dejar que los hijos se equivoquen, aunque es muy importante poner límites. De los límites se puede aprender y surge también la fraternidad y la solidaridad.

-¿Esa poca tolerancia a la frustración puede afectar al aprendizaje?

-El antiguo general de los jesuitas, el padre Adolfo Nicolás, decía que había que celebrar no sólo los éxitos sino también los fracasos porque hay mucho aprendizaje imprescindible en ello. El que no se equivoca, no aprende. Y es muy importante el pensamiento crítico, tener un pensamiento propio, saber argumentarlo y tener libertad para expresarlo.

-¿La pandemia ha hecho crecer el número de niños con dificultades de aprendizaje?

-Ahora hay más niños y chavales con dificultades de aprendizaje que hace unos años y observamos que es una tendencia creciente. Tenemos más alumnos con problemas de afectividad emocional y comprensión lectora. Y en una clase actual no es extraño qua haya siete u ocho alumnos, incluso más, con estos problemas específicos, lo que hace muy difícil el trabajo del profesor.