Patrimonio
Arrancan las catas arqueológicas que revelarán si hay tumbas andalusíes bajo el Cenador de Carlos V del Alcázar
Es el paso previo a la restauración integral del pabellón, una joya del arte renacentista, que se pretende iniciar a principios de 2025
La intención es pueda estar perfectamente recuperado en 2026, coincidiendo con el V centenario de la boda del emperador en Sevilla
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Sevilla
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Iniciar sesiónEl origen del Cenador de Carlos V es uno de los misterios más debatidos en los últimos años cuando se habla del Real Alcázar. El pabellón, un valioso inmueble que es el primer ejemplo de arquitectura renacentista documentado en Sevilla, podría ser ... el resultado de la transformación de una antigua 'qubba' andalusí en un pabellón de recreo, que se construyó con motivo de la boda que contrajeron en la ciudad el emperador Carlos V e Isabel de Portugal en 1526. Una de las hipótesis sobre su origen medieval señala que podría tratarse de una 'musalla' funeraria islámica de época taifa, donde podrían estar enterrados miembros de la dinastía abbadí, como el padre del rey Al-Mutámid.
Esto último lo califica el alcaide del Real Alcázar, el historiador Andrés Luque, de «especulación», porque «faltan pruebas científicas» que lo avalen, aunque pronto se podrá dilucidar el origen del edificio y si junto a él puede haber enterramientos andalusíes. La razón es que dentro de unos días arranca la restauración del Cenador de Carlos V que tiene como primer capítulo una intervención arqueológica que analizará la materialidad del edificio para detectar patologías y consolidarlo, y que aportará datos sobre su historia.
«La intervención no se ha planteado para resolver el asunto» de si hay enterramientos andalusíes, señala el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, pero arrojará datos sobre si esto es posible. A esa posibilidad se han referido los historiadores desde José Guerrero Lobillo, recuerda el arqueólogo, y es una hipótesis posible. Luque indica, en ese sentido, que ya se hicieron catas que señalaban unas bolsas a unos cinco o seis metros compatibles con enterramientos, que podrían ser del siglo XI o del siglo XII.
El proyecto de restauración integral del cenador, que obtuvo el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio, arranca en unos días y se extenderá durante los tres próximos meses, explica la gerente del Real Alcázar, Ana Jáuregui. La idea, añade Jáuregui, es que los trabajos de ejecución de la restauración integral del pabellón puedan licitarse a principios del próximo año, con el objetivo de que esté concluida para 2026, cuando se cumplirá el V centenario de la boda del emperador Carlos V.
La intervención arqueológica actuará en dos niveles, contemplándose seis catas en los muros y tres sondeos en el subsuelo. La realizará Dédalo Bienes Culturales S. L., a la que fue adjudicada por unos 46.350 euros impuestos incluidos. En el subsuelo se excavará en el exterior del pabellón y en el interior solo en el espacio de la fuente, que se retirará en la intervención y también se restaurará, pero en ningún otro lugar para salvaguardar el valioso pavimento cerámico del cenador.
Hay dos posibilidades si finalmente el Cenador de Carlos V tiene un origen medieval. La primera, menos plausible, es que se construyera sobre un pabellón de recreo levantado por Pedro I en el siglo XIV en la huerta de la Alcoba; la segunda, que sea una posible 'musalla' funeraria, tal vez de la época Taifa. «Puede ser una 'musalla' con estructura de 'qubba', centralizando todas las tierras del huerto alrededor de un punto marcado, algo que está en los tratados de agricultura andalusíes», explica el alcaide del Real Alcázar.
Por ello, es «previsible», según expone el proyecto de intervención, «la localización de pinturas originales en algún punto, así como decoraciones latericias externas o vanos cegados, habituales en la arquitectura islámica y mudéjar». Y, «en el caso que se demuestre la filiación funeraria, «las excavaciones determinarán las cotas de uso, los tipos de fosa o los elementos marmóreos o latericios de tipo 'maqarabrilla' —labrados con caligrafía árabe—, e incluso detectar 'in situ' algún elemento funerario».
Tanto Tabales como Luque advierten que habrá que esperar a los datos para saber si hay conclusiones definitivas sobre el origen medieval, si hay enterramientos o no, al menos, se pueda establecer una hipótesis fiable.
A la luz de los resultados del informe arqueológico se intervendrá en el edificio con el objetivo de consolidarlo estructuralmente. Los trabajos arqueológicos tendrán una duración de tres meses, explica la gerente del Real Alcázar, con el objetivo, añade, de tener los pliegos a finales de octubre o principios de noviembre para licitar el proyecto de restauración integral definitivo y que pueda sacarse a principios de 2025 la licitación de la ejecución de los trabajos.
El estado de conservación, señala Luque, es «a simple vista estable, no presenta problemas de hundimiento o fractura de los muros, pero es una estructura antigua que requiere un mantenimiento y un mimo continuo, por lo que se va a intervenir en cada material», esto es, en las cubiertas, la azulejería, la carpintería —la cúpula de madera es una joya—, pavimentos y elementos pétreos.
Todas las actuaciones pretenden, además de la consolidación estructural del edificio, su restauración integral. Esto pasa por, entre otras actuaciones, la eliminación de la suciedad acumulada en los diferentes materiales que presenta el pabellón, así como la restauración y reposición de aquellas piezas que fueran necesarias. A lo que hay que sumar la realización de tratamientos de protección una vez culminada su recuperación, lo que incluye también tratamientos biocidas.
En las cubiertas, además, se procederá a la reparación integral, con desmontaje y recuperación de las tejas existentes cerámicas y vidriadas, así como la restauración y reposición si fuera necesario. También se reparará, entre otras medidas, el pináculo de teja y se garantizará la estanqueidad de la cubierta.
Construido entre 1543 y 1546 bajo la dirección de Juan Fernández, se trata de un pabellón de planta cuadrada cubierto por una cúpula de media naranja y rodeado de galerías porticadas de arcos de medio punto, apeadas sobre columnas corintias. Los paramentos externos cuentan con altos zócalos de azulejos de cuenca de los hermanos Polido. El conjunto está rodeado por un banco corrido de azulejos trianeros.
La recuperación integral del Cenador debería de estar lista coincidiendo con el quinto centenario de la boda de Carlos V. «El principal objetivo es la conservación del bien, pero todos queremos que esté para 2026». «La voluntad es llegar, pero dependerá de lo que encontremos en las catas«, explica Jaúregui.
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