Alfonso Cabezuelo, el exmilitar sevillano de la Manada: «Lo que tengo claro es que nunca volveré a cometer un error así»
En el centro penitenciario de Topas, en Salamanca, se ha sometido a dos programas de control de agresiones sexuales

«Lo que tengo claro es que nunca volveré a cometer un error así». Es uno de los reconocimientos que realiza Alfonso Cabezuelo, uno de los cinco miembros de la Manada sevillana condenada por la violación a una joven en Pamplona durante las fiestas ... de San Fermín de hace nueve años, en el recurso de queja que presentó ante la denegación por parte de la cárcel de Topas, en Salamanca, de un beneficio penitenciario como era el de un permiso para salir unos días de prisión.
Cabezuelo fue condenado por la Audiencia de Sevilla a dos años de cárcel por un delito de lesiones; después llegó la decisión de la Audiencia Provincial de Navarra por la violación de Pamplona de imponer nueve años de cárcel, pena que levantó una polvareda mediática y social. Incluso motivó un cambio del Código Penal para el endurecimiento de penas por hechos como éstos. Fue la conocida como ley del sí es sí de Irene Montero, que ha tenido el efecto contrario, pues ha permitido la rebaja de muchas penas a violadores e incluso la salida de algunos de éstos de prisión.
La decisión de la Audiencia de Navarra fue ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra pero revocada por el Supremo, que elevó la pena a quince años por la agresión sexual. En el caso de Cabezuelo se sumaban tres años más por un delito contra la intimidad de la víctima por la grabación de los vídeos. Por el caso de Pozoblanco le cayeron dos años y diez meses por otro delito contra la libertad sexual de una chica, de la que abusaron.
En dicho recurso, al que ha tenido acceso ABC, Cabezuelo expone que ha desarrollado un programa de tratamiento dirigido a condenados por delitos contra la libertad sexual, «habiendo puesto especial interés en la reparación del daño de la víctima, con conciencia de la asunción delictiva y resarcimiento del perjuicio causado».
Además está participando en otro de control de agresión sexual en formato grupal, con el que, según expone, pretende «ahondar, aún más, en la asunción de mi responsabilidad, así como obtener nuevos mecanismos e instrumentos que me permitan tomar conciencia la violencia inherente a este tipo de actitudes y la toma de control ante eventual situaciones de esta índole». Este curso, según confiesa, le ha permitido «ahondar y tomar conciencia en mayor medida del daño que causó y disponer de las herramientas necesarias» para alejarse de la actividad delictiva, «minimizando cualquier posibilidad de reincidencia».
Cabezuelo, cuya familia se presenta como aval para su permiso penitenciario, afirma que es miembro de una familia estructurada, «humilde y trabajadora», que le enseñó «desde muy joven los valores fundamentales de esta vida», pero reconoce que «lo cierto» es que «cometí un error muy grave en mi vida». La situación actual de este exmilitar sevillano «no es la misma que propició los reputados hechos ocurridos» en 2016, habiendo el procedimiento judicial y los años en prisión producido cambios «significativos» en su vida. «Sólo quiero cumplir con aquello que la sociedad y la Ley exige a alguien en mi posición, es decir, lo que quiero es dejar atrás mi vida penitenciaria, porque creo en la reinserción social y pienso que he dado pasos firmes para poder empezar a reinsertarme en la sociedad. Lo que tengo claro es que nunca volveré a cometer un error así».
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