El chef, natural de Illescas, es el propietario del restaurante El Bohío, ubicado también en este pueblo de Toledo. En 1999 consiguió una estrella Michelin y, desde entonces, no se la han arrebatado. «Defiende el ADN de esta tierra rescatando el legado culinario de la Mancha para adaptar sus sabores y productos a nuestros días», subrayan desde la prestigiosa guía gastronómica.
Aunque Pepe Rodríguez siempre recibe a sus clientes con una sonrisa, es cierto que hay personas a las que tiene vetadas. Así lo ha confirmado en el podcast 'La Escelarera Roja'. En la entrevista se ha sincerado y ha dicho quiénes tienen prohibido comer en El Bohío.
Pepe Rodríguez, muy claro sobre qué personas no pueden entrar a su restaurante El Bohío
Pepe Rodríguez ha sido muy sincero y ha hablado en el podcast 'La Escalera Roja' sobre qué personas no pueden entrar en El Bohío. El chef español considera que son unos «necios». «Estos que se ponen con siete cámaras en la mesa. Eso lo tengo prohibido. No se puede hacer un 'show' en un restaurante y el que quiera grabar, que me pague», declara.
El de 'MasterChef', enfadado, arremete contra este tipo de comensales. «Se permiten el lujo de hacer una crítica despiadada o buena, como si supiesen. ¿Cuándo hemos normalizado que un 'tontolaba', que ha comido siete veces seguidas caliente, pueda decirle al resto del universo lo que es bueno o malo? A veces, cuando los lees, es terrible», lamenta.
El cocinero explica que él no puede decirle a alguien que no escriba nada porque es una opinión personal. Sin embargo, no está de acuerdo con montar un espectáculo. «Venga usted a comer y déjeme en paz. Tengo un montón de gente aquí, que venimos a trabajar. Si tiene un negocio, dígame cómo vamos a medias en esto y, a lo mejor, entro», comenta.
Por si fuera poco, Pepe Rodríguez considera que hay unos comensales que, a su juicio, «son todavía peores». «Los que vienen sin cámaras, que hay muchos más, son más necios. Quieren notoriedad y 'likes'. A mí no se me ocurre enseñar la factura de lo que ha costado. Es lo más obsceno y grotesco», sostiene.
«Yo siempre voy a defender al cocinero y al trabajador porque estoy ahí detrás y sé lo que cuesta mantener un restaurante», sentencia el chef.
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