Cinco «trucos caseros» con el secador de pelo que jamás habrías imaginado

1-Darle el toque definitivo a una tarta.

Si eres de aquellos poco afortunados a los que les toca cocinar pasteles para los cumpleaños de la familia («Dejadle a él, que se le da bien cocinar y le gusta») sabrás que es difícil que la cobertura de chocolate quede exactamente como deseas al secarse. ¿Cuál es la solución? Poner el secador de pelo a la potencia más baja e ir colocando la parte superior de la tarta hasta que el resultado sea perfecto. Así evitarás los problemas que da la nevera.

2-Aflojar pegatinas.

Antes de nada, queremos informarte de que este truco no es milagroso, aunque sí puede llegar a convertirse en un aliado en un momento de desesperación. ¿No puedes despegar una pegatina de alguna superficie ? No te preocupes. La clave es pasar varias veces el aire caliente del secador sobre ella e ir, poco a poco, quitándola.

3-Limpiar el espejo empañado del baño.

Hay veces que, tras una ducha, no puedes esperar a que el vapor provocado por el agua caliente se aleje del espejo. En esos casos, frotar el cristal con la mano suele acabar en desastre, pues provoca un severo manchurrón. ¿Qué hacer? Conecta el secador y tus dificultades se evaporarán , pues ya podrás acicalarte al guto.

4-Limpia objetos pequeños.

Si tienes una estantería llena de objetos pequeños y no sabes qué hacer para limpiarlos sin estar una hora, pues solucionarlo de forma sumamente sencilla. No tienes más que apuntar con nuestro amigo el secador hacia ellos, apretar el botón de encendido y esperar a que se obre el milagro. Aunque es totalmente cierto que te tocará recoger el polvo posteriormente del suelo , te invitamos a que te preguntes lo siguiente: ¿Es más fácil esto que limpiar cada una de las figuritas que tenías sobre la estantería? Eso pensábamos.

5-Limpiar las paredes llenas de dibujos.

El calor es ideal para limpiar esos molestos rayones que los más pequeños hacen muchas veces en las paredes. Para ello, no tienes más que pasar el aire caliente sobre ellas y, con una toallita húmeda, frotar bien la pared.