Conciertos
Mala Rodríguez celebra 25 años de 'Lujo Ibérico': «Hay que hacer lo que te pide el cuerpo y no la industria o la gente»
La artista andaluza celebra con una gira especial los 25 años de su disco 'Lujo Ibérico', cuya única cita en toda Andalucía tendrá lugar en Sevilla de la mano de Insólito, el próximo 8 de noviembre en la sala Pandora
Loquillo, India Martínez, Mala Rodríguez, José Mercé y Laura Gallego actuarán en el nuevo festival Insólito de Sevilla
Sevilla
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Iniciar sesiónHabla sin rodeos, desde la emoción y la experiencia, pero también desde la sabiduría. Es espontánea, no sabe ser de otra manera: en la música, como en la vida, ha aprendido a seguir su instinto. No le gusta estar mucho tiempo en el mismo lugar, ... tanto físico como mental, y eso se refleja en su música. Empezó en el hip-hop sevillano, conquistó la escena local, luego la nacional y, después, la mundial, sabiendo abrirse a otros géneros y artistas. Siguiendo su instinto. Mala Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1979) tiene un par de Grammys, entre otros premios, millones de seguidores, miles de discos vendidos y, sin embargo, a ella lo que más le emociona todavía es que le digan: «Mala, sigue así, me encanta tu música». Este octubre, su disco 'Lujo Ibérico' cumple 25 años y la artista andaluza ha decidido celebrarlo con una gira con la que recuperar aquellas canciones. La única cita en toda Andalucía llega dentro de Insólito el próximo 8 de noviembre en la Sala Pandora (entradas).
-¿Cómo se siente al volver a Sevilla, a esa escena más de salas?
-Creo que va a ser un concierto muy especial, va a venir mucha gente. Al decir Sevilla me entran los temblores. Aunque ha pasado tiempo, la escena sigue naciendo con nuevos raperos, sigue habiendo nueva gente que hace graffitis y que hace música alternativa. Sevilla está viva. Poder volver, hacer un show allí, mostrar las canciones de hace tiempo, es algo mágico. Ahora escucho todas esas canciones y para mí siguen siendo completamente actuales, tanto en la producción, como en el mensaje: una mujer hablando de su propia vida. Eso hoy en día sigue siendo novedoso.
-Comenzó en la Alameda, estudió en el instituto de la calle Amor de Dios, jugó al fútbol en las calles, donde después improvisaba con amigos del barrio. ¿Cómo recuerda ahora todo aquello?
-Me encantaba poder decir que conocía a la gente más mayor, a los que llevaban rapeando desde los años 80, ¿sabes? Todo aquello me impresionaba. Sentí que era un testigo que me pasaban. Solo quería hacerlo bien, espero haberlo hecho bonito. Espero representar mi ciudad, espero representar a la gente que me rodea, espero representar también a las niñas que me escuchan. Es muy lindo todo lo que me ha pasado.
-Ha comentado que algunas de sus canciones no ha sido hasta ahora, mucho más tarde, cuando ha terminado de entender qué era realmente sentía y quería expresar. ¿Qué ha aprendido al revisar su trabajo anterior?
-A la mayoría de artistas les sucede, es como que aparece la letra y la canción y no sabes por qué, pero luego entiendes por dónde iba y por qué aparece. Es algo terapéutico, medicinal, la música. Como el cuerpo cuando tiene fiebre: las canciones aparecen con esa fiebre y luego, con el tiempo, entiendes que es por alguna razón, porque te dolía mucho algo.
-Aquel disco, 'Lujo Ibérico', también supuso un punto de inflexión en su carrera y fue muy exitoso. Vendió más de 50.000 copias.
-Fue muy raro que ocurriera eso con una música así y con una chica detrás. Era algo impensable. Y yo le doy muchas gracias a Dios porque pasara, porque creo que gracias al álbum cambiaron muchas vidas. Muchas chicas también tomaron su propia iniciativa de componer, de adentrarse en el rap. Las mujeres empezábamos a hacer cosas distintas, probando nuevos caminos. Creo que ha sido un poco una piedra en esa base sobre las que han ido llegando después todas las cosas grandes que han hecho otras muchas mujeres.
-Además, ese disco es una influencia para muchos artistas de otros géneros.
-Sí, totalmente. Y me encanta, yo lo agradezco cuando me han dicho: «Ah, qué guapo, estos discos para mí son una referencia». Eso me alegra porque seguimos forjando lazos. Igual que para mí ha sido una referencia la música de Triana o la música de Smash, que otros artistas vean eso en mi disco es súper guapo. Me siento hija de mi tierra y a la vez madre de otros artistas de la escena sevillana, pero también española y latina. Este disco viajó mucho y lo lindo es que viajó con un contenido gordo, con un montón de cosas de Sevilla.
-Hoy en día la repercusión se mide en el streaming, ¿cómo lleva eso?
-Ahora es diferente. El streaming marca la vida de un artista que empieza. Antes podía empezar tocando en directo en un sitio o en otro, pero hoy en día, desde un aforo o un festival, lo primero que hacen es ver cuántos seguidores tienes en redes, cuántos reúnes en vistas o visitas de tus vídeos. Es bastante raro, porque conozco muchos artistas que son increíbles, muy buenos, muy especiales, muy únicos, originales, y a lo mejor no tienen todo ese apoyo en redes, y eso les está limitando. Es complicado, no está más fácil que antes.
-Da visibilidad, pero también limita.
-Hay como dos mundos, el mundo virtual y el mundo real. En el mundo real tú puedes llenar una sala, pero a lo mejor en el mundo virtual eso no se representa en números, todo lo que tú estás haciendo fuera. Es un poco extraño.
-Su último disco, 'Un mundo raro', salió el año pasado. De él dice que fue un proceso liberador. ¿Por qué?
-Para mí es importante reflejar la vida que hay fuera, el mundo tal y como yo lo percibo. Todos los artistas, al final, creo que buscamos esa honestidad y reflejar lo que vivimos, lo que sentimos y cómo vemos el mundo donde estamos. Tenemos que calibrar muy bien esa foto porque es importantísimo, más allá de si lo que hacemos vende o no, más allá de los requerimientos de la industria. Uno tiene que ser muy, muy honesto y abrazar su verdad. A mí este disco me ha ayudado mucho a comprender el momento que vivimos y lo importante que es ser sincero y lo importante que es tener una armadura. Porque todo el rato hay mucho daño, mucha bronca. El disco es un viaje en el que uno se hace mejor y yo necesitaba dar ese paso, presentarlo al público, y me hace muy feliz cuando encuentro personas a las que ha tocado por dentro y ha emocionado. Creo que para eso está la música, para llegar a otros.
-En todo este tiempo ha vivido muchas situaciones dentro de la industria. ¿Este aniversario le ha dado para pensar en ello?
-Yo he vivido muchos momentos distintos, he tenido muchos altibajos, muchos momentos de estar perdida, muchos momentos de no saber muy bien si hacer lo que me pide mi entorno o simplemente no decir nada. He vivido todo eso. Lógicamente llevo mucho tiempo haciendo música ya, pero es real el momento de perderse y hacer cualquier locura, porque hay demasiadas interferencias. A veces es normal que uno se pierda. Para no perderse hay que aferrarse al centro de ti misma, agarrarse a ello.
-¿Qué entiende usted por estar en su centro?
-Mi centro lo encuentro cuando consigo estar en silencio en mi mente.
-En su último disco destaca valores como el agradecimiento, el amor, el respeto y la lealtad. ¿Cree que hoy se están perdiendo estos consensos sobre valores básicos como estos?
-Creo que hoy en día estamos como si hubieran agitado un nido de las avispas. Está todo el mundo medio loco, asustado, sin saber hacia donde tirar. Así es como siento que está el mundo.
-¿Se siente una artista valorada?
-Sí, me encanta que otros compañeros te valoren, que otros artistas te respeten, obviamente. Me siento agradecida, me hace sentir muy querida que otra gente de la industria valore tu trabajo. Y, por supuesto, también me encanta que una señora pase y me diga «ey, Mala, me encanta tu música», ¿sabes? Es lo más bonito, porque significa que le ha llegado al corazón. Eso es lo más lindo. Llegar al corazón de la gente. Yo lo que quiero es que mi música llegue y lo que hago también llegue. Eso es lo que dejamos a los demás.
-Con una carrera tan larga, llena de éxitos, también ha pasado por momentos difíciles. ¿Con qué piedra no le gustaría volver a tropezar?
-Con el odio. El odio es muy chungo, el auto-odio es peor todavía. Creo que todo el mundo sufre, a todo el mundo le pasan cosas, y nadie tiene derecho, nadie merece sentir odio, sentirse mal consigo mismo. Tenemos que aprender a curarnos, aprender a perdonar, tenemos que aprender a entender que muchas cosas no son culpa nuestra. Hay que alejarse del odio.
-Como una arista inquieta que reconoce ser, ¿hacia dónde se dirige actualmente?
-Hace poco acabé de hacer unas cuantas canciones que llevaba mucho tiempo queriendo hacer, con una onda un poquito más techno, experimental. Estoy feliz del resultado y con ganas de iniciar otro proyecto desde la página en blanco. Es muy guay hacer lo que le pide el cuerpo. Es súper importante. No hacer lo que te pide la industria o la gente, sino hacer lo que te pide a ti, tu cuerpo, tu alma. Es muy necesario.
-¿Sigue su instinto creativo?
-Sí, total, siempre. Pase lo que pase hay que seguirlo, porque la lectura de eso luego no es inmediata. Creo que un artista tiene una vida muy larga. Lo que importa de un artista es que haga lo que siente porque es su momento, porque cree que es el momento de hacerlo. Y dan igual todas las métricas del mundo. Me siento muy feliz de estar otra vez en el lienzo en blanco y lista para empezar con algo nuevo.
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