Las claves detrás de la salida de Paolo Vasile de Telecinco: dos décadas de audiencia, política y moral
Vasile llegó a renunciar a la cobertura electoral, pero en los últimos tiempos, los informativos se han convertido en propaganda gubernamental y ‘Sálvame’ en un púlpito político claramente decantado
Mediaset pone fin a la era Vasile
El prestigio del éxito, por Rosa Belmonte
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Iniciar sesiónPaolo Vasile quizás sea el italiano que más ha influido en España desde Petrarca. No se pueden entender las dos últimas décadas sin la figura de este italiano, ‘mandamás del pelo blanco’, como García diría de Mendoza, que manejó con éxito durante años un ... material delicadísimo y fundamental de la conciencia español: las audiencias . Al llegar el viernes cogía un avión y se marchaba a Italia, dejando aquí el producto de su rentabilidad (a sus accionistas) y el subproducto de su impronta cultural y sociológica (a todos los demás).
No está tan claro, para empezar, que lo que se llamó ‘ telebasura ’ sea responsabilidad de Vasile . Cuando llega a España (1999) ya funcionaban, dos años antes, formatos como ‘Tómbola’ y ‘Crónicas Marcianas’. En 1995 había triunfado ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’. Quizás la ‘telebasura’ sea un hecho localizable en algún momento de los años noventa.
Lo que hizo Vasile con entusiasmo fue apostar por los realities. En 2000 comienza a emitirse ‘Gran Hermano’, con unas cuotas de pantalla que llegarían al 80%. Este fue el gran programa del género y despertó un debate social con numerosos críticos, entre los que no se encontraba el filósofo Gustavo Bueno, que ya advirtió, eso sí, que cambiaría nuestra forma de vernos a nosotros mismos. Desde un punto de vista democrático, la ‘telebasura’ era irreprochable , según el filósofo, que defendía al programa de sus críticos moralistas. Para Bueno, ‘Gran Hermano’, que importaba un formato de la televisión holandesa y protestante, debía demostrar una salida catódica católica, es decir, una respuesta televisiva mediterránea en la que los concursantes no fueran competidores individualistas sino propensos a las alianzas y la colaboración.
Una televisión rentable
Como experimento social ‘Gran Hermano’ quizás fracasó, pero generó un modelo. En 2003 se estrenó ‘Hotel Glam’, demasiado extremo, arrastrando aún la libertad de los noventa, y ‘Supervivientes’, más editado y aceptable, que sería el compañero en estaciones alternas, un ‘Gran Hermano’ paradisíaco.
Los realities eran una forma televisiva barata, con formatos extensibles, moldeables que se retroalimentaban en la misma programación de la cadena: lo que pasaba en ellos se comentaba y reciclaba en otras franjas horarias. Eran, además, u na forma de renovar de juventud una programación destinada, como decía Vasile, a ‘las tromboflebíticas’, a paliar la soledad, a hacer compañía.
Con los realities, Telecinco contribuía a una forma de mirar la intimidad, a la pérdida de cierta inocencia y al culto a la fama, llegando a crear sus propios famosos. Pero además explotaba los existentes. Porque su Telecinco también hizo una apuesta por el corazón: ‘Salsa Rosa’ y ‘Aquí hay tomate’, uno más blanco que el otro, se emitieron, más o menos, hasta el comienzo de ‘ Sálvame ’, el otro gran formato de la cadena.
Gritar «eureka» con 'Sálvame'
Si ‘Gran Hermano’ fue importado, ‘Sálvame’ fue una creación, una improvisación, un eureka ibérico que un verano, haciendo del vicio virtud, dio con la fórmula mediante una amalgama de géneros: el magacín en directo que fusionaba ‘corazón’ con reality hasta hacerse él mismo una telerrealidad que absorbía el corazón de las revistas.
‘Sálvame’ fue el gran programa río que ‘dialogaba’ con los otros realities y se extendía al fin de semana, como aquel ‘Vip’ que al principio de Telecinco se hacía programa base de la cadena (Vip Mar, Vip Guay, Vip Noche…). El tan diferente trato al famoso explica el cambio en España de una década a otra.
Consagrada al reality como género, la cadena explotaba la celebridad. Primero las grandes sagas de los Pantoja o los Jurado , convertidas en dos mundos inacabables, con algo de culebrón también telerreal, y luego, metida a picadora de carne, a sus famosos de creación propia. Esto, con los años, comenzó a entrar en crisis. La cadena no podía producir más celebridades y los adelantos tecnológicos elevaron límites; surgió la televisión a demanda, plataformas como Netflix, e internet se convirtió, con las redes sociales, en el origen de otro tipo de fama que se le escapaba a la televisión: el influencer.
Caída de las audiencias
Esto explica el deterioro de las audiencias de la cadena junto al agotamiento de los dos formatos estrella. ‘Gran Hermano’, que superó las primeras críticas de tipo moral, no pudo sobrevivir al desprestigio de ciertas acusaciones y ‘Salvame’ entró en un conflicto con la audiencia, escindida en la llamada ‘marea azul’ a raíz de los programas dedicados a Rocío Carrasco, en plena sintonía con el feminismo ‘yo sí te creo’ del Ministerio de Igualdad.
Para Vasile, la información política había sido algo secundario. Por ahí pudo La Sexta prosperar; Vasile llegó a renunciar a la cobertura electoral , pero en los últimos tiempos, los informativos se han convertido en propaganda gubernamental y ‘Sálvame’ en un púlpito político claramente decantado.
La pérdida de su liderazgo revela, en la cadena de lo telerreal, el alejamiento de la realidad y la incapacidad para adaptarse a unos cambios que la propia Telecinco desencadenó.
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