Televidente
El próximo reto de Pedro Sánchez
«Si el arte es lo que diga el artista, el progreso es lo que dice el progresista. La solución es definitiva, y funciona a la inversa: todo lo que diga un facha es facha»
El fin del amor
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Iniciar sesiónAl principio, el mensaje era el mensaje, pero la vida era muy aburrida, como una contabilidad de las gaviotas, así que un buen día McLuhan aventuró que el mensaje, en realidad, era el medio. Con eso tiramos horas de tertulia y felicidad, porque ya no ... había que discutir ideas sino técnicas de comunicación, la agresividad del verbo, el lenguaje corporal, la limitación de los ciento cuarenta caracteres, la polarización de los algoritmos, los tempos del discurso, las miradas que se cruzan en una votación. De pronto, la actualidad era una discusión narrativa, y hubo críticos de cine que se metieron a cronistas parlamentarios, y activistas que acabaron como críticos de cine, todos muy concienciados con las palabras, con el símbolo, con el gesto, porque era la representación de la realidad lo que podía cambiar las cosas: todos eran poetas, también. ¡Dadme una metáfora y moveré el mundo! En esas, por lo que sea, las redacciones de los periódicos se fueron haciendo cada vez más pequeñas, pero los gabinetes de comunicación no dejaban de crecer.
Cansado ya de ese viejo cuento, Pedro Sánchez, un doctor en teoría de la información en potencia, un creador de teoría, mejor dicho, ha decidido que es hora de dar un paso más, porque el progreso es un destino en sí mismo y la quietud una muerte segura. Ya el mensaje es el mensajero, y la fachosfera, 'fachosphère' al otro lado de los Pirineos, el nuevo mantra, algo así como un animal no tan mitológico con cabeza de cayetano, puños de falangista y cola de pangolín.
El invento tiene la gravedad de un giro copernicano, y es el equivalente político a que el arte es el artista: aquello valía para dignificar un urinario y esto sirve para ennoblecer la causa que uno necesite para mantenerse en el poder. Si el arte es lo que diga el artista, el progreso es lo que dice el progresista. La solución es definitiva, y funciona a la inversa: todo lo que diga un facha es facha.
Solucionado ya el problema milenario del bien y el mal, solo queda terminar de asentar la idea de que el verdadero poder lo ejercen los medios de comunicación y no el Gobierno, próximo reto del presidente. Esto es: demostrar que Pablo Motos es más peligroso que Grande-Marlaska. De aquí a Melilla.
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