Televidente
El fin del amor
«Jordi Évole se llevó a C Tangana a un hotelazo de Amalfi construido sobre un antiguo monasterio cisterciense del siglo XIII para hablar de todo, dar tres piruetas y preguntarle por Rosalía»
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Tal vez hablar del amor sea el primer paso para enterrarlo. Luego crecen canciones, poemas y artículos en 'S Moda', la revista que quiere destruir el capitalismo desde dentro. Cada semana hay una nueva solución a los problemas de pareja, como si esto fuera física ... de partículas y las grandes mentes de nuestra generación estuvieran buscando la forma de encajar a dos personas, algo aún imposible incluso con la tecnología actual. Ahora ha hecho fortuna el 'marital summer sabbatical', que por supuesto practican Nuria Roca y el polémico Juan del Val: consiste en tomarte unas vacaciones de tu matrimonio, una actualización en inglés de aquel vamos a darnos un tiempo, un descanso o lo que surja. Hasta aquí hemos llegado, olé, después de muchas propuestas creativas: dormir separados («la clase alta siempre lo ha hecho»), vivir separados («qué bien estoy ahora, cada uno en su casita, enamorada»), dejar de hacer tareas rutinarias juntos y buscar tiempo de calidad… En fin, hay mucha gente devanándose los sesos para encontrar soluciones universales a problemas particulares. Un día van a inventar el perdón y será como cuando Netflix inventó la televisión tradicional.
La relación de los medios con el amor es más bien tóxica. Hay quien ha hecho carrera dinamitando el amor romántico e imaginando nuevos modelos relacionales, de la trieja al poliamor, pasando por las puertas abiertas o entornadas, y ahora esas mismas firmas llevan semanas reseñando la relación de Rosalía con Jeremy Allen White como si fueran Jane Austen. Es muy fácil pasar del odio al deseo, de donde no se vuelve es de la indiferencia.
Solo hay algo que vende más que el amor, y es el desamor, motor de la música popular, la literatura y quién sabe cuántas cosas más. Jordi Évole se llevó a C Tangana a un hotelazo de Amalfi construido sobre un antiguo monasterio cisterciense del siglo XIII para hablar de todo, dar tres piruetas y preguntarle por Rosalía.
—Que dos personas tan potentes en nuestra música hayan coincidido en un momento embrionario de sus carreras me parece una casualidad cósmica.
—Es bonito. Creo que no estamos al mismo nivel. El impacto que ha tenido Rosalía es mucho mayor al que he tenido yo.
A veces hablar del amor también es una forma de desenterrarlo.
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