Supervivientes 2020
La insólita reacción de Ortega Cano al enterarse del embarazo de Ana María Aldón
La concursante de Supervivientes rememora cómo conoció a su marido y los detalles de su enamoramiento en su entrevista más personal
Cuando le comunicó que participaría en el «reality», el diestro le dejó de hablar durante varios días
La «superviviente» reconoce que no sabe nadar y que solo chapotea, lo que puede suponer un problema en la isla
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Ana María Aldón fue a la Finca Yerbabuena como acompañante de su madre en una excursión y la vida le dio un «revolcón». Es ésta una expresión muy torera, que se emplea en la jerga taurina cuando el astado «atropella» al coletudo, y ... fue la que ella usó para definir aquel flechazo en su entrevista más íntima, la que concedió a Carlos Sobera en «Volverte a ver» antes de irse a Cayos Cochinos y que ayer se emitió en el programa de Telecinco.
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Flechazo por parte de él. «Durante todo el día me miraba», recordó Ana María Aldón, actual concursante de Supervivientes . Se refería a la jornada en que se conocieron, en aquella excursión que en 2012 hizo un grupo de «señoras mayores» (todas lo eran salvo ella) a la finca de Ortega Cano y Rocío Jurado . Lanzado, el coletudo le pidió el teléfono. Aún ni se habían marchado de Yerbabuena cuando le sonó el teléfono. Al aparato, José: «¿Te vienes conmigo al Rocío?», le preguntó. Ésa fue la propuesta del torero a la mujer que entonces regentaba una tienda en Sanlúcar de Barrameda. No, no se fue con él al Rocío ese día. «Me fui con mi madre de vuelta». Pero él insistió y, finalmente, quedaron: «Nos vimos un día tomando café. Yo tenía una vida muy estable, y viene este hombre a dar un revolcón a mi vida. Lo que más me sorprendió de él fue su sensibilidad, la forma de dirigirse a una mujer. Eso enamora a cualquier mujer«, elogió.
Elogios de Gloria Camila
También fue un revolcón para Gloria Camila : «Ella era la reina de su casa. Aparezco yo y le fastidio un poco. Pero con el tiempo hemos encajado. Somos una piña«. Sobera llevó por sorpresa al plató a la hija de Rocío Jurado y Ortega Cano . Y la muchacha se deshizo en elogios hacia la mujer de su padre: «Ha cambiado para mejor la vida de la familia. Llegó en un momento en que estábamos un poco desubicados y nos dio mucha alegría». «Poco a poco se ha ido convirtiendo en una persona muy importante para mí», se extendió.
Retomando el orden cronológico, tres meses después de aquel café, ella se quedó embarazada. «Mi hijo fue un ángel. Alguien lo mandó para arreglar muchas cosas en nuestra vida», apuntó. Pero, de entrada, ni se atrevió a decirle al diestro su cambio de estado. «Dígaselo usted», le dijo al médico. Y le pasó al galeno por teléfono. Él tuvo una reacción muy torera: «Olé, y olé y olé». Eso estuvo repitiendo en bucle durante dos minutos.
Pero la vida tiene altos y bajos, y en uno de esos períodos oscuros Ortega Cano tuvo que ingresar en la cárcel. «Yo dejé todo lo mío y me fui a vivir a Zaragoza », donde estaba el presidio. Fueron los peores momentos. Superados, todo ha sido «apoteósico».
Una superviviente nata
Ocho años después de aquella excursión a Yerbabuena, Ana María ha viajado a Honduras como parte del elenco de «Supervivientes». ¿Cómo reaccionó el torero cuando le dijo que deseaba participar en el programa? «Estuvo unos cuantos días sin hablarme». Pero ella decidió aceptar el reto porque se considera una «superviviente nata». «Me gustaría que la gente me conociese las 24 horas, en las peores circunstancias. La gente piensa que yo vivo en la Casa Real, pero no soy una persona tan cómoda como quizá puedan pensar.»
En su entrevista más personal, Ana María reveló que se lanzó a la aventura de «Supervivientes» pese a un pequeño hándicap. No sabe nadar. «Chapotear, sí, pero nadar no. Me meto hasta donde da el cuerpo».
Quedó muy bien parada en la entrevista la mujer de Ortega Cano, salvo cuando Sobera le preguntó cómo imaginaba –recordemos que la entrevista era grabada– la convivencia con Rocío Flores en la isla. «Me sale la vena maternal. La veo como mi niña… Porque al fin y al cabo es una niña, y necesitará ayuda. Y si la necesita, ahí estaré. Seguro».
Pero el caso es que después llegaron las dos a la isla y Ana María optó por una actitud contemplativa, lo que le ha valido críticas por su posición, más guiada –o eso parece– por la táctica que por el corazón.
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