'La Promesa' desvela el complot para deshacerse de un importante personaje

No parece que Catalina vaya a tener el mismo trágico destino que su hermano mellizo, Tomás (Jordi Coll), asesinado por la mismísima Cruz después de que este descubriera su relación con Dolores, la madre de Jana (y Curro). Hay muchas maneras de deshacerse de alguien y Cruz, experta en desapariciones, ha recurrido al conde de Añil, a Don Pelayo (Michel Tejerina) para expulsar de la Promesa a Catalina, la 'solterona' de la familia y la verdadera dueña del negocio familiar.

Demasiado idílico parecía el acercamiento entre Pelayo y Catalina, cuya empresa de mermeladas va viento en popa a pesar de las triquiñuelas de Petra (Marga Martínez), que intentó engañar a su propio hijo, Feliciano (Marcos Orengo), para impedir la fabricación de tarros de cristal y por tanto su envío a Madrid.

En el capítulo 217 de 'La Promesa', emitido por La 1 de TVE este miércoles 25 de octubre, la propia Catalina le dice a Pelayo verle raro. Él, evasivo como nunca ante ella, le dice que está así por el aniversario de la muerte de sus padres (motivo por el que Alonso, amigo de la familia, le invitó a su casa). Sin embargo, al final del episodio se descubre el verdadero motivo de su malestar: su complot con Cruz.

Es la propia Cruz quien abre el melón. Tras probar la –dichosa– mermelada que ha traído de cabeza incluso a Lope (Enrique Fortún), la marquesa de Luján se deshace en elogios... «No me delate y guárdeme el secreto», le pide la villana con su sarcasmo habitual. «No es el primer secreto que le guardo, marquesa», responde él, destapando de una vez por todas el rumor de que la llegada de Pelayo a la Promesa había sido obra de Doña Cruz. ¡Cómo no!

Cruz está dispuesta a hablar de su acuerdo y Pelayo le pide discreción por si les escucha alguien del servicio. «¿Cuándo va cumplir con la parte del acuerdo? Quedamos en que se llevaría a Catalina», le urge ella, impaciente. Tras cancelar la boda de Martina (Amparo Piñero), que se negaba a un matrimonio de conveniencia, parece avecinarse otra boda: la de Catalina y Pelayo.