Antonio Banderas: «Pablo Picasso era un poco Drácula»

Cuando Biller y Ron Howard, productor ejecutivo, decidieron retratar a Picasso pensaron inmediatamente en Banderas. «Era la elección perfecta. Sabía que era un actor brillante, pero no que era malagueño y le gustaba tanto el artista. Fuimos a Londres a convencerlo y me di cuenta de que era un experto», cuenta Biller.

—Nos observamos bastante. Él es norteamericano y ha tenido que hacer un trabajo muy duro. Luego yo me he acoplado a sus gestos. Él andaba como Picasso, que siempre tenía las piernas muy abiertas, casi como un torero.

La serie se grabó en la plaza de toros de La Malagueta, en la iglesia de Santiago y en la casa natal de Picasso. «Buscábamos autenticidad, no folclore», cuenta Biller. Fuera de Málaga, rodaron en París, Barcelona, Budapest y Malta. Lo hicieron en inglés. «Grabar en español habría sido bueno, pero hubiéramos tenido que cambiar también al francés y doblar mucho».

—Les dije que tenían que venir a ver su luz, donde nació y vivió. Les conté que tras la muerte de Franco vi cómo regresaban a España Sánchez Albornoz, Alberti… pero la ciudad no pudo ver a Picasso. Y me regalaron la `primera escena, en la playa con Dora Maar. Fue surrealista y bonito verlo en Málaga, aunque fuera de mentira.

En lo personal, Picasso es una «figura con claroscuros, con muchos amores y una vida diferente, libre», señala el productor. Fernande Olivier (Aisling Franciosi), Marie-Thérèse Walte (Poppy Delevingne), Dora Maar (Samantha Colley), Françoise Gilot (Clémence Poésy) y Eva Gouel fueron solo algunas de sus mujeres. Le dieron cuatro hijos, pero sus idilios nunca tuvieron final feliz. «Damos peso a las mujeres. No siempre las trató de forma amable, pero creo que sintió amor genuino y pasión por todas. Y las apoyaba como artistas», puntualiza Biller.

—Su vida personal está relacionada con su obra y esa vida está muy ligada a la mujer. Usa a la mujer para inspirarse y eso provocó dolor y daños colaterales. Fue muy infiel. Era un poco Drácula; necesitaba sangre fresca para seguir creando sus obras. Era un niño muy grande, hasta la muerte lo quería todo.

—Yo lo interpreto e intento no establecer un juicio moral. A ver cómo reacciona la gente cuando lo vea. Lo que no hacemos es glorificarlo.

—Conozco a su nieto Olivier y hablé por teléfono con su hija Maya, que decía que Picasso era padre al 365%. Cuando Olivier me vio con la calva, flipó. Le mandé una foto en la que tengo cogida a Maya y la tiene puesta en casa.

Mientras esperan la acogida de esta segunda vida de Picasso, en National Geographic ya piensan en su próximo «Genius», una mujer .