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'Alba' y el reto de contar una violación en pantalla

La nueva serie de Atresmedia es uno de los últimos títulos en convertir la violencia sexual en su 'leitmotiv'

Elena Rivera, durante el rodaje del capítulo diez de 'Alba', la nueva serie de Atresmedia Michael Oats
Óscar Rus

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En la primera escena de 'Alba' , la nueva serie de Atresmedia y adaptación de la turca 'Fatmagül' , lo primero que ve el espectador es el mar al amanecer; lo segundo, el cuerpo de la actriz Elena Rivera (Zaragoza, 1992) tendido sobre la arena de la playa. La cámara recorre su cuerpo a modo de instantáneas. Descalza. Una rodilla amoratada. El pelo revuelto. Inconsciente. Entonces la acción retrocede veinticuatro horas. «Es una chica normal y corriente que un día está de fiesta con su amiga de toda la vida y, a la vuelta de tomarse unas copas tranquilamente, la violan», resume ella. Defiende que la ficción, cuyo primer episodio (de un total de 13) se estrena mañana en Atresplayer Premium , no dará lecciones, ni pretenderá ser más de lo que es.

«Muchas series empezaron para ser un espejo frente a la gente que las está viendo. Puedes hacer entretenimiento, pero hay un mensaje. Todas, dramas o comedias, lo tienen y el de 'Alba' está muy a la orden del día», añade su otro protagonista, Eric Masip (Barcelona, 1995). Él interpreta al novio de la protagonista y, en un giro del piloto, se descubre que estuvo en la escena del crimen junto a sus tres amigos . El espectador se acordará probablemente del caso de La Manada . «Nosotros no planteamos el debate. Contamos los hechos y la lucha de esta chica para que se haga justicia», avanza su productor ejecutivo, Luis Santamaría , que garantiza que hablaron con víctimas y jueces para documentarse correctamente sobre estos procedimientos judiciales.

La emisión de 'Alba' coincide con el estreno en España del documental chileno 'Visión nocturna' , donde su directora Carolina Moscoso (Santiago de Chile, 1986) recuerda, recontruye, su propia violación en una playa por parte de un chico al que señala con nombre y apellidos, a pesar de que nunca hubo juicio (ella primero se negó y después prescribió el delito). No hay recreación per se del momento; tan sólo vídeos 'caseros' del día a día de esta joven y unos textos con fondo negro y documentos que muestran el periplo médico, policial y judicial. Todo ello se intercala de manera aparentemente inconexa para mostrar la tensión entre el silencio y el habla.

La sensación de vergüenza, opresión y silencio fue la mecha de este proyecto «provocador y perturbador» puesto en duda por ser tan íntimo. «En la historia del cine hemos visto las violaciones representadas por los varones. Me perturba mucho ver cómo se preocupan de iluminar perfectamente la escena, de que casi todo el suspense de la película sea llegar a la escena de la violación...», critica Moscoso. Para ella, la cuestión reside en las formas narrativas, en los lenguajes audiovisuales; es por eso que critica la serie chilena 'La Jauría' (Amazon), que comparte planteamiento con 'Alba': una violación grupal a una joven .

«No se puede hablar contra el poder con el mismo lenguaje del poder. Es muy fuerte ver cómo los varones crean historias de violaciones y la venganza de esa violación es matar al violador. Me imagino que eso es lo que haría un hombre si le pasara algo así. Nosotras también nos podemos vengar con pistolas, pero imaginamos cómo castigar o reparar esto de manera más compleja porque sabemos que no es un problema individual, sino sistemático», continúa. En 'Vis a vis' , serie española sobre una cárcel de mujeres, una reclusa le amputa el pene al violador que la deja embarazada, un médico del centro.

La violación como excusa

A Cristina Andreu , presidenta de CIMA (Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales), le parece mal y pobre utilizar una violación para justificar el carácter obsesivo y cerrado de un personaje o una venganza, como Lisbeth Salander (Saga 'Millennium'). «El fin no está en el castigo del culpable o en la sanción, sino en la reparación del daño, si es que se puede reparar de alguna manera...», añade la psicóloga Bárbara Zorrilla . Ver una escena de este tipo –avisa– podría actuar como detonante para que espectadoras revivan y reexperimenten todo lo sufrido.

Para la directora de 'Visión nocturna' era fundamental no generar espectáculo de la violación: «Es un eslogan muy fácil y, en una sociedad como esta que busca vender, saber que va a haber una escena de violación...». Ocurrió precisamente con 'Fatmagül' (2010-12), cuyo momento más crudo en pantalla se viralizó en internet incluso antes de su emisión en televisión. Según Cristina Andreu, no se puede erotizar dicha escena, ni que parezca que la mujer está teniendo placer, ni mostrar el deseo de él. La máxima es el respeto, independientemente del género de quien dirija.

Para la psicóloga Bárbara Zorrilla, existe un concepto de violación muy restringrido y las series deberían enseñar todos los tipos de violencia sexual para así frenarlos: «Para nosotros, es lo que ocurre con un desconocido en un portal a punta de navaja, pero hay cantidad de violencia sexual cotidiana y la mayor parte se produce en la pareja». En 'Podría destruirte' (BBC/HBO), la protagonista acusa de violación a un ligue por haberse quitado el preservativo sin su consentimiento.

Una serie –para la psicóloga– que lo trata con mucho respeto es 'Creedme' (Netflix), basada en una investigación periodística . Aquí, a la joven protagonista se le acusa de inventarse una violación. «Cuando sufres un incidente traumático así, se fragmenta tu vida, tus esquemas mentales; todo se rompe… y tu discurso también. Es muy difícil llegar a una comisaría y decir: "Me ha violado un señor que llevaba zapatos verdes, corbata roja y me hizo esto". Tú tienes todo en imágenes; no lenguaje. Eso hace que te cuestionen y dudes. "¿Has bebido?" "¿Te has enrollado con él?"», explica Zorrilla, que afirma que es muy común la violación durante una cita . «Quedas con un tío para tomar una copa y lo que surja. Y al final acaban siendo violadas. ¿Cómo cuentan que han tenido una cita, se han subido a sus casas y que ellas no querían? ¿Quién las cree?», desarrolla. Es precisamente lo que ocurre en 'Mentiras', serie de Atresmedia y adaptación de la británica 'Liar' , cuyos primeros episodios hacen dudar al propio espectador si la protagonista –con un pasado en entredicho– está mintiendo o no.

«En 'Creedme' y 'Podría destruirte', las protagonistas tienen un pasado no convencional y se les juzga por ahí», añade Cristina Andreu. «En 'Creedme' ella sabe que la han violado, pero como la tratan tan mal, se olvida del caso hasta que aparecen otras dos mujeres [policías] y saben hacer las preguntas adecuadas», continúa. El problema es que se escriben mujeres excelentes o inquebrantables, y esos no son referentes: «Para los hombres, muchas veces, eres víctima o eres heroína. La de 'Podría destruirte' es bastante petarda. ¿Y por eso se merece que la violen?».

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