parrillada mixta
'Veritatis splendor'
Tras cuatro años de tolerancia a la mentira, el periodismo del 10 por ciento redescubre la verdad
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Se han puesto las cosas de una manera que los equipos de campaña están pensando en montar fiestas de figurantes y aplaudidores en sus respectivas sedes para recibir como héroes de Troya o de Wimbledon a los candidatos que salgan vivos de una entrevista en ... la tele o en la radio. Que los debates cara a cara –seis iban a ser– hayan devenido careos de juzgado de instrucción entre aspirantes presidenciales y comunicadores, estadio superior del periodismo, 'influencers' del mercadillo de la opinión y de los cambios de opinión, da como resultado un paisaje político, previo al 23J, donde quienes se examinan ante la opinión pública no son ya los candidatos que encabezan las listas, que también, jaleados por sus claques a la salida de los platós, sino unos periodistas que hacen su propia campaña aprovechando el asombroso redescubrimiento de los medios tradicionales por parte de una clase política que lo venía fiando todo a las redes sociales y las lonas colganderas.
Si a este fenómeno pasajero, enseguida se les pasa, sumamos la señalización propuesta por Sánchez para catalogar a los profesionales de la información y la opinión (apenas un 10 por ciento de periodistas de fiar, con el 90 por ciento restante de agentes de la derecha mediática y empresarial), el panorama es calamitoso, y no para unos políticos que hace mucho tiempo que hicieron de la mentira y la evasiva el atajo para escapar de sus contradicciones, sino para un gremio informativo, precisamente del elitista sector de los 'influencers', que a estas alturas, quién lo iba a decir, ha descubierto el valor de la verdad, a cuya búsqueda dedica ahora todo su esfuerzo en un proceso de blanqueamiento ético y dental que da gloria ver cómo les deja las colmillos. «Son para entrevistarte mejor», dicen una dama de negro de TVE, ahora de medio luto.
Interpretar durante toda la legislatura el papel de Caperucita, o el de su abuela, haciéndole la sopa gorda con fideos al Gobierno de la verdad y los cambios de opinión, para de repente arrogarse el de lobo feroz, con toda su mala baba y todo su olfato canino, y detectar cualquier patraña en la oposición es digno de elogio, y también digno de un cuento. Como Sánchez, su benefactor, están en campaña. Tienen eslogan –«Adelante»– y por supuesto programa.