'Verano en rojo', una película que navega en el pantano de los abusos en la Iglesia
La nueva película de Belén Macías plantea un 'thriller' reflexivo y pegado a la realidad, que cuenta con Marta Nieto y José Coronado en sus papeles principales
Crítica de 'Verano en rojo': Investigación policial y fisgoneo periodístico
Adrián G. Peñacoba
Madrid
Hay secretos que envenenan, heridas del pasado que no siempre terminan de cerrar. Un niño de Oteiza guarda un hecho inconfesable y lo siguiente que se sabe es que ha habido un asesinato en Madrid. No hay sospechosos ni causas aparentes. María Ruiz, investigadora ... de la Policía, es la encargada de seguir el crimen, pero no está sola: Luna, un periodista cansado, iniciará sus propias pesquisas para desentrañar una serie de oscuros crímenes. Así se plantea 'Verano en rojo', una película que transcurre por dos caminos paralelos, dos personajes que trabajan para un mismo propósito: destapar abusos cometidos por curas en entornos infantiles.
'Verano en rojo' supone la vuelta al largometraje de Belén Macías, que desde 2016 se había entregado a series televisivas ('Fugitiva', 'Madres. Amor y vida'...). Ahora, adapta de forma ágil la novela homónima escrita en 2012 por la periodista y escritora Berna González Harbour. Una historia en la que María Ruiz, agente y madre interpretada por Marta Nieto, irá encajando las pistas como las piezas de un puzle. El espectador, en un proceso paralelo, irá tirando del hilo hasta destapar un turbio sistema demasiado grande para una sola persona, demasiado grave para dejarlo pasar.
José Coronado se encarga de dar vida a Luna, un viejo periodista que busca con el caso poder poner la guinda a su carrera profesional. El adjetivo no es sólo por la edad, también por la nostalgia con la que mira a su profesión. Bebe para soportar un mundo que cambia sin que le pueda seguir el ritmo y esta es la última oportunidad de demostrar que sus métodos todavía procuran buenas exclusivas.
«Utilicé el paraguas del 'thriller' para poder detenerme en esa investigación que induce a la reflexión», explica Macías sobre su película, que se sirve de la ficción para abrir un tema difícil y espinoso, del que todavía quedan retazos en las sociedades de medio mundo. Lo inusual de la temática en un producto nacional deja pistas sobre la «falta de reflexión sobre este tema», según Macías, que confía en que este tipo de obras ayudan a cerrar una herida todavía abierta para las víctimas.
Hay un elemento en común que vertebra todas las historias y se cuela con sigilo en las vidas que se muestran. Ese hilo, son los secretos. «Los del universo del asesinado, los de la Iglesia o los del trauma personal de la protagonista», resume Nieto. Marta, su personaje, «acaba entendiendo que los secretos se enquistan», lo que le lleva a cuestionarse algunas de sus actitudes como madre. «En el caso de la Iglesia es el asunto de que la pederastia está ahí oculta, guardada en las víctimas y en la cabeza de los abusadores, sin airear. Son secretos a voces», expresa la actriz.
Conciliar ambas partes
«Creo que es una fórmula necesaria desde la literatura y desde la cinematografía», expone la directora, que confiesa estar sorprendida por la cantidad de testimonios que encontraba al respecto. Incluso dentro del rodaje, entre los miembros del equipo. «Es muy valiente dar la cara ante una cosa que te ha marcado para siempre», señala la catalana, que denuncia que «la Iglesia tiene que reflexionar acerca de que todavía hay muchos paraguas protegiendo, todavía hay mucha gente que no quiere que se investigue, no quiere que salga a la luz».
La película, además de entretener, asoma la pretensión de conciliar por ambas partes: «Mucha gente católica quiere que su Iglesia tenga otra imagen, que sea más limpia y que deje el pasado de lado», aclara Macías. Hay un personaje en la película que «los representa a todos ellos, esa Iglesia limpia, bonita, que sirve para mucha gente y que no está de acuerdo con ese velo y con esa ocultación sistemática». No por ello cada en su mensaje: «Que no se preocupen tanto por ocultar las cosas, que a la sociedad civil también le pasa y se castiga», esgrime.
Nieto sostiene que «es muy interesante poder ficcionar sobre un asunto que es tan importante para la sociedad española», un sentimiento compartido por los miembros del equipo. «Tiene bastantes puntos de vista distintos y no pretende adoctrinar. Me parece que es una película abierta que propone un diálogo», recalca la directora, consciente de la posibilidad de que «despierte susceptibilidades», y añade que su pretensión «ha sido el equilibrio, la reflexión, y el respeto, y que eso llegue al máximo público posible».
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