Ilia Topuria: «Si hubiera una revolución, ¿qué lugar defendería? Mi casa. Y está en España»

Su complicada vida le ha curtido en mil batallas y le ha dotado con una cabeza lista para las frases directas. «Siempre nos da miedo lo desconocido, cuando no sabes hacia dónde vas, quién te espera, dónde vas a dormir, qué vas a comer. Pero cuando te atreves, cuando vences todos esos miedos y te empiezas a dar cuenta de que no te pasa nada, que estás contruyendo todo eso para ti, la vida empieza a cambiar y el sufrimiento desaparece. Muchas veces sufrimos cuando no queremos aceptar lo que nos está pasando porque queremos que nos pase como nosotros planeamos», confiesa a ABC. Pero a veces sí salen como se esperan.

Campeón mundial de peso pluma de UFC, Topuria gana porque no se rinde. Cae y se levanta, como cuando se incorporó, casi inconsciente después de una patada irrebatible, y noqueó a Herbert acto seguido. O como cuando le arrebató, cual fuerza sobrenatural, el cinturón de artes marciales mixtas a Volkanovski. «La rivalidad te hace mejor, requiere muchísimo más esfuerzo, más sacrificios», reconoce Topuria, alias El Matador, no porque coja al toro por los cuernos, que también, sino porque «vence a la pereza, vence la desmotivación, vence los momentos duros». «Me llaman así porque nada me puede detener», admite el hispanogeorgiano, protagonista de la historia de su vida en 'Topuria: Matador', que se estrena el 19 de septiembre en cines y próximamente llegará en exclusiva a Movistar Plus+.

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La película, una producción de Señor Mono, es el viaje de Ilia Topuria desde su infancia, en guerra, hasta convertirse en número uno. Un viaje que le lleva desde Georgia, su pasado, a España, su presente. «Elegir entre España y Georgia es como elegir entre mi padre y mi madre. Es imposible. Pero España es mi casa, es donde vivo, donde vive mi familia, donde viven mis hijos. Siempre digo: 'Si hubiera una revolución en el mundo, ¿qué lugar defendería? Mi casa. Y mi casa está en España», afirma Topuria.

Campeón de hierro, el peleador hispanogeorgiano no teme a los golpes ni a las cicatrices, como prueba su nariz ligeramente torcida, pero sí a percatarse de que no está siendo la mejor versión de sí mismo. «Me da miedo mirar hacia atrás y verme mejor. Ahora es el mejor momento de mi vida, da igual lo que tenga que atravesar, quiero seguir manteniendo ese pensamiento», reconoce.

Topuria es rápido, contundente, brutal en el knock out, infalible repartiendo ganchos, a diestro y siniestro. Inalcanzable en el octágono, pero vulnerable a sus focos, al espectáculo, a las consecuencias del éxito. «La gente empieza a hablar de ti, dicen barbaridades y te afectan», asegura con un tono de 'coach' que suena genuino. Su sostén está en su familia, sus amigos, de quienes se rodea hasta en los entrenamientos, y en Dios, a quien invoca como ejemplo. «Vivimos en un mundo donde a Jesús lo crucificaron, caminó encima del agua y dijeron que no sabían nadar, intentó dar a conocer a Dios y lo tomaron por loco. Así que me da igual lo que la gente piense de mí», cuenta. Y, cuando tiembla o duda, piensa «en positivo». Y golpea, esquiva, golpea.