El evangelio de 'Dune' según Denis Villeneuve
El director sale victorioso de la titánica tarea de adaptar, de momento en dos partes, la obra de Frank Herbert
Chalamet y Zendaya encabezan el reparto galáctico de un 'blockbuster' con vocación de obra de culto

No existiría épica si todo saliera al primer intento. Como una especie de maldición, adaptar la novela que Frank Herbert escribió en 1965 se convirtió en un abismo insalvable, y los intrépidos que lo intentaron terminaron inevitablemente engullidos por las expectativas, por la profundidad del ... material y su simbología, por la inabarcable mitología, carne de cañón, todos ellos, para los temibles gusanos del desierto de Arrakis. Allá donde fracasaron grandes cineastas como Alejandro Jodorowski o David Lynch, se impuso Denis Villeneuve en dos partes, el único, el elegido, para cabalgar a los monstruos del planeta donde nadie llora porque el agua vale más que el oro.
El éxito de la primera entrega, una especie de prólogo a todo ese inconmensurable universo que se estrenó en 2021 con una taquilla de 433 millones de dólares, le permitió al director canadiense desplegar toda su magia y completar, o casi, su monumental epopeya bíblica en 'Dune 2', que llega a los cines el próximo viernes con un deslumbrante reparto. «Nunca me fui de Arrakis», reconoció Villeneuve durante su visita a Madrid en noviembre. «Como cineasta, solo ves los errores. Esta fue la primera vez que tuve la oportunidad de volver y revisarlo todo, pero teniendo una segunda oportunidad para hacerlo mejor. Tuve esa ambición de asegurarme de que esta vez fuera bueno, aunque creo que la primera también fue bastante buena», admitió el director, que confía en un pelotazo todavía mayor para poder cerrar la trilogía con una última película, cuyo guión ya prepara a partir de la novela de 'El mesías de Dune'.
'Dune 2' trata de muchas cosas pero, sobre todo, es un viaje. La odisea, en lugar de marítima como la de Homero, de Paul, Atreides, Muad'Dib o Usul, según quién lo llame, en un desierto. Es la deconstrucción del camino del héroe a través de Timothée Chalamet, de su resistencia y resignación a los delirios del destino; de cómo se ahorma su liderazgo a partir del linaje, de la fe y de la violencia; de su esplendor y tragedia, de su conversión inevitable al final en el mesías de Arrakis. «Una de las cosas más difíciles y que me hacen más feliz es haber conseguido que se aprecie la transformación de Timothée Chalamet con Paul, que pasa de ser un adolescente a un hombre, una atormentada figura mesiánica que intenta lidiar con su destino», profundizó el director de 'Prisioneros' en rueda de prensa.
Además de una espectacular aventura de ciencia ficción en la que la arena es el coliseo que varias casas expolian y se disputan con corruptelas inmorales para alcanzar el poder, 'Dune 2' aborda la inevitabilidad, a pesar de la resistencia, del destino, y de todo lo que se queda en consecuencia por el camino. Es por tanto una historia sobre el descubrimiento, sobre la necesidad de encontrar un lugar para encontrarse a uno mismo, como hace Paul entre los Fremen, y también de amor, a través de su relación con Chani (Zendaya), la única, quizás, que cree en él por quien es y no por quien dice que es la profecía. «La escala es enorme y es impresionante, pero lo más importante es el viaje emocional», confesó Villeneuve.
Si la primera película de 'Dune' era una especie de presentación, la segunda parte le permite al cineasta moverse con libertad, sin corsé, dispuestas ya sobre la mesa las cartas para entender el juego de tronos. «En 'Dune 2' jugamos ya sin límites, porque todo lo que puedes pedir para una historia está presente», sostuvo Javier Bardem durante el avance del filme en Madrid. El actor español, uno de los líderes de la tribu de nativos Fremen y fervoroso creyente de la profecía, gana protagonismo en esta continuación. «Le dije a Denis: 'En la primera parte casi no salgo, pero si salgo en la segunda, prométeme que voy a cabalgar sobre un gusano de arena'», bromeó el intérprete.
Cumplir su palabra fue uno de los mayores desafíos de Denis Villeneuve en 'Dune 2'. No tanto por convertir a Javier Bardem en un jinete de gusanos sino por introducir a Chalamet en el noble arte que les sirve a los Fremen para surcar el desierto. «Estoy absolutamente inspirado por la realidad. Vengo del mundo de los documentales, así que necesito que las cosas sean tangibles [...] Por eso creé la técnica. La técnica no está explicada en el libro. Sabemos que los gusanos se sienten atraídos por el ritmo, pero aparte de eso, tuve que imaginar cómo lo haría Paul, cómo sería bueno en ello y, al mismo tiempo, un poco tímido a la hora de probarlo por primera vez. Encontrar ese equilibrio, que pareciera sensual pero también peligroso, nos llevó meses, pero la tensión es palpable», explicó Villeneuve en la rueda de prensa, acompañado por Chalamet, Zendaya, Josh Brolin (Gurney Halleck), Stellan Skarsgård (barón Harkonnen), Rebecca Ferguson (Lady Jessica), Austin Butler (Feyd-Rautha Harkonnen), Florence Pugh (la princesa Irulan) y Léa Seydoux (Lady Margot).
Si tantos directores tropezaron a la hora de adaptar la novela de Frank Herbert fue más por la complejidad que el escritor encerró en sus páginas que por demérito de unos cineastas de sobra contrastados. Han tenido que pasar casi seis décadas para que llegara alguien capaz de mantener el equilibrio entre la sutileza y lo explícito, y para resignificar una obra que tenía su resonancia hace cincuenta y nueve años pero sigue teniendo, quizás con especial intensidad, gran eco en los tiempos que corren. «Una de las cosas que más me gustaron del libro era la cantidad de capas que tenía. Es un libro muy denso, y me pareció buena idea centrarme en la Hermandad Bene Gesserit, porque son unos personajes interesantísimos que controlan la política desde las sombras», explicó Denis Villeneuve. A la cabeza de esa especie de brujas capaces de ver más allá y controlar a las personas dando una simple orden, Lady Jessica, la madre del protagonista. Interpretada por Rebecca Ferguson, es el personaje que evangeliza a los Fremen para ayudar a que Paul cumpla su destino, que terminará en una yihad en su nombre. La religión, con dioses o sin ellos, marca el camino.
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