Sacha Baron Cohen, un bufón en la corte del Hollywood más político

Cohen, descendiente de padres judíos, se ha dedicado a construir el puente entre la parodia política y el humor absurdo. Entre los Monthy Phyton, Andy Kaufman y la tradición del humor político de Reino Unido, creando un tono bastante único expresado a través de un grupo de personajes que sirven como conducto para la irreverencia del comediante.

La primera de las figuras creadas por Cohen que entró de lleno en la cultura pop es el pandillero Ali G. Un imitador privilegiado de la cultura de los barrios pobres de Inglaterra, vestido permanentemente como una imitación de Eminen y hablando con el acento de los Rude boys jamaiquinos.

Con Ali G fue que el humorista empezó con su costumbre de entrevistar a figuras famosas usando a sus personaje s. Esto le permitió incomodar a figuras políticas como Newt Gingrich y a deportistas como Kobe Bryant, presentándolos con un entrevistador profundamente tonto que, sin embargo, ellos decidían respetar. También es cierto que Cohen aprovechaba que en ese momento no era una figura conocida para la mayoría de Estados Unidos.

Es también el personaje con el que crea su primer programa para HBO: «Da Ali G Show» el que introduce al modelo Brüno Gehard y, por supuesto, al icónico Borat Sagdiyev.

Quizás sea el personaje que peor ha envejecido del inglés, pero Brüno Gehard sigue siendo una pieza importante de su evolución como comediante. Un personaje de «Zoolander» aparecido en el mundo real, el modelo gay austriaco: «La mayor estrella de Austria desde Hitler».

Con el personaje y su cinta de 2009 Cohen apuntó al vacío que percibía en los gestos caritativos de las celebridades, hizo que P aula Abdul y Elton John se sentaran sobre mexicanos usándolos de sillas, y al mismo tiempo de la homofobia de la sociedad norteamericana, causó un disturbio en Arkansas al besarse con otro hombre en una pelea en jaula.

Pese a caer en muchos estereotipos criticados por los movimientos LGTB, en su momento y en su espacio, sirvió como una escopeta para que el cómico cargara contra ideas en 2009 que son particularmente importantes en la actualidad.

Borat Sagdiyev es quizás el personaje más famoso del humorista inglés. Creado también para el «Show de Ali G», el periodista de Kazajistán, o al menos de una versión ficticia del otrora país Sovietico es un tipo antisemita, cobarde y sexista. Pero a Cohen esto le ha servido para demostrar la cantidad de figuras en la sociedad que lo son.

En ocasiones lo ha hecho en público, como cuando dijo frente un rodeo en Texas que deseaba que el presidente Bush «devorará las almas de los niños de Iraq» y otras veces en privado, como al lograr que un típico granjero norteamericano confesará su pensamiento de que «el holocausto era necesario en Alemania».

Sumado a la perspectiva extranjera que el periodista tenía de la sociedad occidental, sin haber visto su nueva cinta parece creer que es normal ofrecer a su hija adolescente como ofrenda al presidente norteamericano. Borat fue por mucho tiempo también la figura más política del humorista, y la principal encargada de ridiculizar el Estados Unidos de Bush, así que no es raro que vuelva en 2020 cerca del final del primer período de Donald Trump.

El Almirante General Aladeen es bastante distinto dentro de los personajes creados por Cohen. Una sátira a toda regla de los dictadores modernos, no por nada la película que protagoniza está dedicada a Kim Jong Il, pero que forma parte de una cinta con un guión más tradicional sin la estructura de falso documental que caracterizó a Borat y Brüno.

Quizás por eso es que la cinta es la peor reseñada de sus proyectos. Mucho del humor más grotesco que en las anteriores se sentía como una consecuencia aquí parece una búsqueda de la risa fácil, no demasiado lejana a lo peor de Adam Sandler. Esta estructura también hizo que muchas de sus apariciones públicas como el personaje se sintieran más como trucos promocionales que como sátira de la realidad, aunque ver la Ryan Seacrest cubierto por las cenizas de un dictador norcoreano (en realidad no eran más que mezcla de tortitas), sigue siendo divertido.

Si a «El dictador» parecen faltarle dientes como sátira, «¿Quién es america?» los tiene de sobra. Para el show, Cohen creó una serie de personajes ficticios para entrevistar a varias figuras del partido Republicano y a los conservadores del sur de Estados Unidos. El tono de la serie es profundamente nihilista pero no por eso menos gracioso.

Cada episodio intenta usar el humor para hacer que alguna figura política deje al descubierto posiciones cuestionables. Aquí parece que el comediante creara un personaje para cada situación. Desde un agente del Mossad que intenta que los niños tengan armas automáticas para defenderse hasta un youtuber con tendencias fascistas.

Luego de ver las entrevistas realizadas uno como espectador tiene dos preguntas en la cabeza: ¿Las figuras entrevistadas de verdad tienen las tendencias peligrosas que parecen tener o solo son demasiado tontas para tener un cargo de poder? y ¿Cómo diablos llegaron hasta allí?. Fue el arma de Cohen para influir en las elecciones parlamentarias de su país en 2018 y parece haber sentido que funcionó.

A pesar de su trabajo satírico y de burlarse de Hollywood tan seguido Cohen ha conseguido mantenerse en la corte real de la meca del cine. El comediante ha podido colaborar con varios directores miembros de la realeza de Hollywood como Martin Scorsese («La invención de Hugo Cabret»), Tim Burton («Sweeney Todd: El barbero demoníaco de la calle Fleet»), Tom Hooper («Los miserables») y más recientemente con Aaron Sorkin («El juicio de los 7 de Chicago») . No solo eso, sino que ha trabajado en cintas familiares tanto para Disney («Alicia a través del espejo») y Dreamworks (es la voz en inglés del Rey Julien en «Madagascar»).

Por eso resulta difícil verlo como algo distinto al bufón. Ha sabido siempre reírse del poder, de nosotros y señalar al emperador cuando está desnudo. Pero de cualquier modo no deja de estar en la corte, no deja de beber el mejor vino y es posible que, gracias a su trabajo con Sorkin, entre a la competencia para quedarse con alguna corona en la temporada de premios.