«Adú», el emocionante viaje desde el centro de África hasta el corazón de la Academia de Cine

Quien pone luz a tanto dolor no es la familia de bien española que va allí a proteger elefantes y a curar a la niña de la adicción a la droga. Quien hace que haya algo de ilusión en el infierno es precisamente quien más dolor encarna, el pequeño Adú , un niño víctima de casi todo lo peor del ser humano que pone rumbo a Europa sin saber siquiera qué es Europa.

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Adú y los personajes de Luis Tosar y Anna Castillo componen dos de los tres trípticos que conforman este retablo de caminos cruzados entre el agujero de la pobreza y el sueño europeo. El tercero es un equipo de la Guardia Civil en Melilla que hace de muro ante la llegada de inmigrantes desde el monte Gurugú de Marruecos . Entre todos ellos, la cámara de Salvador Calvo, que hila sus historias como una trenza.

«Tenía miedo de que nuestra historia fuera muy banal, demasiado occidental para lo que estaba contando la película», confesaba Luis Tosar a ABC en la presentación de la película. «Consiguieron equilibrar esas tres hitorias de manera que cada una alimentara a la otra. Y la nuestra me resultó sorprendentemente emotiva pese a lo que tenemos enfrente», replicó Anna Castillo, para quien la aventura del rodaje en Benín fue «un choque». «Nunca había estado en África y fue muy contradictorio , la incomodidad de ver una realidad que no tiene que ver con la mía junto a la experiencia maravillosa de estar ahí y contar esta historia», contaba la actriz.

La figura de Paolo Vasile está tan ligada al éxito de Telecinco como la telerrealidad a su programación. Pero detrás del consejero delegado de Mediaset y su «todo por la audiencia» también se esconde la figura de un productor que ahora ha decidido cambiar la fórmula del éxito de sus comedias por un drama. «Después de ver lo que estaba diciendo Salvini en su país, Paolo vio claro que tenía que hacer algo en respuesta», desgranó sobre el origen de «Adú» su director, Salvador Calvo . «Hay historias que merecen ser contadas» , le responde el cineasta en los agradecimientos de la película.

Vasile le pidió un guión social tras el rodaje de «Los últimos de Filipinas», y Calvo recordó dos historias que le contaron los trabajadores de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Una, la de un pequeño que llegó con una mujer que le obligaba a llamarle «mamá» pero que descubrieron que lo traían para «desguazarlo y vender sus órganos». Y otro, un joven que huyó de Senegal porque su tío abusaba de él y que no salió del infierno hasta ver Melilla. Dos historias que en «Adú» se unen en el camino cruzado con Luis Tosar y la Guardia Civil.