Crítica de 'Memory' (**): Romance imposible entre el mal recuerdo y la falta de memoria

La relación entre ellos, lo peculiar de su acercamiento, de sus acoplamientos como pareja, de la mezcla de inocencia y explosivo en su vida en común y, sobre todo, la resistencia, incomprensión y desconfianza en sus respectivos entornos familiares forman la esencia de una trama que circula entre la intriga y el melodrama. La confrontación entre lo malo de la memoria (de ella) y de la falta de memoria (de él). Lo más digno de enmarcar de esta historia es el gran esfuerzo de sus protagonistas, y muy especialmente Peter Sarsgaard, que encarna a ese hombre que apenas se deja entender pero que construye emoción, asombro, trastorno, vulnerabilidad, pasión y ternura en todo su contraplano, desde el propio espectador hasta Jessica Chastain, cuyo personaje, también vulnerable y fuerte, cuida con sutileza un vínculo que ni ella misma sabe comprender ni controlar.

Es una historia envuelta en estrés e incertidumbre, con dolores que palpitan en ella, con dos personajes lejanísimos que se acercan lo más posible y con dos intérpretes que manejan bien los matices y sus significados. Y bien filmada por Michel Franco, muy atento a los caminos intrincados por los que andan sus personajes. Se le pueden reprochar algunos excesos y penalidades o algunos terremotos de intensidad familiar o sexual, pero lo contradictorio está en su efecto conjunto y sólo de un modo personal: ¿por qué, con todo eso, no resulta fascinante ni abrumadoramente conmovedor?