'Sintiéndolo mucho': Sabina y su noviazgo de años con la cámara de Aranoa
El centro, el único centro es el tipo del bombín, de las mil goteras, de fragilidad berroqueña, de ojos tunos y voz agrietada, y que tiene tiempo, dos horas, trece años, de vivirnos momentos de jolgorio, de nervios previos y dudas posteriores, de sentarse a pensar y decir, de colapsar o de sentir en vivo el amago de la muerte
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl documentalista es, por definición, un hombre paciente, que coloca la cámara y espera que la naturaleza le dé lo que busca; también la naturaleza humana. No se podría asegurar que Fernando León de Aranoa sea un documentalista, pero sí da la impresión de ser ... un hombre paciente. Se estrena ahora su película ‘Sintiéndolo mucho’, que es un documental elaborado durante trece años de seguimiento a Joaquín Sabina , un personaje grande que puede pasar por cantante entre los poetas y por poeta entre los cantantes, alguien que ha hecho de la letra su música. Años de laboriosidad y paciencia hasta lograr que se le revelara la foto de Sabina; años en los que, mientras tanto, Fernando León, ha rodado otras películas, ‘Un día perfecto’, ‘Política, manual de instrucciones’, ‘Loving Pablo’ y ‘El buen patrón’.
Richard Linklater ‘sólo’ tardó doce años en rodar ‘Boyhood’ , esa película que recogía el desarrollo vital de un personaje desde niño hasta que se convertía en adulto; Fernando León, su trabajo sobre Joaquín Sabina , tiene más tiempo y otra intención, la de recoger a un cantante en la cima del éxito, mostrarlo en su actividad musical, creativa, en sus viajes y conciertos hasta que se convierte en la pantalla en persona cercanísima, que le muestra a la cámara sus heridas, sus miedos, sus chiquilladas, familia, grandezas y menudencias. Cualquiera que entienda de música y de músicos percibirá que eso no es la prioridad de la cámara de Fernando León , aunque la película esté regada de momentos musicales, sino que el auténtico propósito es proporcionarnos otro vehículo en el que viajar hasta lo profundo de Sabina, el hombre que habla entre bambalinas, que opina, cita, bromea y cuenta aspectos de su vida como si todos estuviéramos sentados a su alrededor en una silla de enea.
El resultado de ‘Sintiéndolo mucho’ es el fruto de la paciencia, la constancia y el trabajo, pero, sobre todo, es el fruto de la generosidad. Naturalmente, la de Sabina, que se arriesga a rebuscarse ante la cámara sin maquillajes; pero también la de Fernando León, documentalista aquí muy documentado, que se ofrece casi de constante contraplano, exponiéndose al tiro de cámara, al riesgo de ‘estar’ donde hubiera valido con ‘ser’, lo cual, más que reproche debería significarle felicitación por subrayarse como testimonio de lo que testimonia.
El centro, el único centro, es Joaquín Sabina, el tipo del bombín, de las mil goteras, de fragilidad berroqueña, de ojos tunos y voz agrietada, y que tiene tiempo, dos horas, trece años, de vivirnos momentos de jolgorio, de nervios previos y dudas posteriores, de sentarse a pensar y decir, de colapsar o de sentir en vivo el amago de la muerte, como aquella tarde en México con José Tomás.
Podría pensarse que es una película sin plan, o sin otro plan que tenerlo ahí, rodada a golpe de circunstancia, entre lo cotidiano y lo azaroso, pero el sin plan funciona, el grito se oye y la circunstancia entretiene, divierte, emociona. Y la foto, movida, pero una gran foto, tiene el marco apropiado y la pared precisa para quedarse colgada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete