Crítica de 'Madres paralelas': El Almodóvar más en sintonía con lo políticamente correcto
La película es una rara observación sobre el sentimiento maternal sometido a inverosímiles tensiones melodramáticas y, en paralelo, una postura sobre la exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil
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Iniciar sesiónNunca es sencillo elaborarse un juicio de la última película de Pedro Almodóvar , pues, salvo excepciones, una o dos, suele ser el resultado de su fuerte personalidad, del estilete de su mirada al mundo o al ombligo y de una serie de ... elementos estéticos, sociológicos e íntimos que le procuran a su obra una complejidad más allá de la primera impresión, a menudo manoseada por su fuerte aire provocador.
Como es natural, lo provocador es más evidente en aquel primer Almodóvar que en el que ha llegado a ser, más maduro, más prudente, mejor director, pero menos provocativo y alborotador. Aquel Almodóvar que iba por delante y a contrapelo de su tiempo (aquellos transgresores años ochenta) y el que ahora busca estar en sintonía con él, lo que tal vez solo sea consecuencia de 'las edades del hombre' que lo llevan de la discrepancia al acoplamiento.
Al ver este último Almodóvar, 'Madres paralelas', al trasluz de su obra se ve la distancia recorrida desde la disidencia al concierto; y cotejado concretamente con su película anterior, 'Dolor y gloria', se aprecia un interesante y revelador desplazamiento: de su propia memoria (sus recuerdos) abierta en desgarradora herida, a la oportuna 'memoria histórica', que de eso trata en parte la película que hoy estrena. Son dos asuntos los que reúne y exhibe el argumento de 'Madres paralelas', una rara observación sobre el sentimiento maternal sometido a inverosímiles tensiones melodramáticas y, en paralelo, una postura sobre la exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil, dos asuntos que quedaron fundidos en la quizá única imagen transgresora de la película, el cartel del pezón y ojo lloroso que luego fue eliminado.
Almodóvar construye su historia sobre ese vaporoso concepto del cruce de destinos, el de una mujer con un hombre utilitario, tanto para su maternidad como para su necesidad de abrir la fosa y cerrar el duelo; y el de esa mujer y otra joven con la que coincide en parto y circunstancias…, dos mujeres al borde de un ataque de maternidad que les proporcionará un vínculo que el destino cruza y descruza con ese antojo tan de guionista. Aunque empapado del licor de folletín, es el tramo mejor y principal de la historia, con un fuerte olor a 'visto venir' pero con dos personajes femeninos bien tramados en sus pasiones y desgracias, especialmente el que interpreta Penélope Cruz, Janis, que tiene algo de aquella Raimunda de 'Volver' pero despojada a ratos de los lamparones manchegos y maquillada con un toque 'cool' de fotógrafa de moda (tiene su 'momento pueblo', que es el que le saca a la actriz toda su genialidad y frescura).
Milena Smit , jovencísima madre arrepentida, no puede evitar que su personaje, peor concebido, dé traspiés y saltos contradictorios en lo maternal, sentimental y sexual… Dos mujeres activadas por Almodóvar y que le permiten ese aludido estar en sintonía (no en discordancia o rebeldía) con la actual y 'correcta' comprensión de conceptos como madre, familia, memoria y verdad histórica.
Si bien se entiende perfectamente el 'paralelo' del título aludido a la maternidad, pues sugiere ideas sobre ella interesantes en su significado (las dudas, obsesiones, apegos y renuncias que provoca), quedan mal 'clavadas' las dos líneas no paralelas sino perpendiculares que conectan con la principal y que, en cierto modo, la resuelven: una relación amorosa ininteligible en ese contexto y la peregrinación forzadamente melodramática al interior de las fosas, y tan recompuesta y musical. Por lo demás, el gusto fílmico de Almodóvar se ha refinado al máximo, en cada detalle, en cada elipsis, en cada pieza que coloca, como el humor (una frase de Rossy de Palma, un 'pensamiento' de Aitana Sánchez Gijón, un toque o pellizco de Penélope Cruz…) o como la andanada digamos 'de partido'. En fin, una película aceptable y representativa de los tiempos que corren, en los que el contrapelo no se lleva.
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