Complemento circunstancial
Los tristes del PP
Estaremos atentos, porque esto tiene toda la pinta de que el que ríe el último, ríe mejor
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Iniciar sesiónNo sé si a usted le pasa, pero últimamente le veo mucho parecido a María Jesús Montero con Effie Trincket, la responsable de la cosecha del Distrito 12 en 'Los Juegos del hambre', ¿se acuerda? Debe ser por su cada vez más histriónico aspecto, por ... su papel de servidora fiel al Capitolio o por sus explosivas declaraciones, pero, en cada una de sus apariciones, estoy esperando que diga aquello de «Todos querrán besarte, matarte o ser tú». Ocurrió el domingo pasado, en Alcorcón. La vicepresidenta se dirigió al líder supremo y lo dijo, sí, lo dijo; mirando a cámara, a los ojos virtuales de la audiencia, mirando, desafiante, al tendido lo dijo: «estamos contigo porque sabemos que van a por ti». Una total declaración de intenciones.
Montero se ha convertido en la portera malencarada de la fiesta de Sánchez. Ella fue la encargada de presentar la gala 'Pedro se queda' después de que el presidente diera un giro inesperado a su guion y se retirara a los cuarteles de invierno durante cinco días hasta que el oráculo le dijera que tenía que quedarse, por España. «Lo necesitamos, ánimo presidente», decía entonces María Jesús Montero, confiada en que, si ejerces suficiente presión sobre el carbón, se convierte en perlas, o eso afirma su trasunto en la novela de Suzanne Collins, aunque sea para echárselas de comer a los cerdos –que ya lo dice el Evangelio– porque Montero está convencida de que los que no amamos al líder supremo somos, como poco, «unos tristes».
Nunca lo había visto así. Polarizar la política de este país ya parecía uno de los logros del gobierno de Sánchez, pero lo de utilizar argumentos tan simples es cosa de la vicepresidenta. Los de izquierda son alegres y los de enfrente son unos tristes. Y como son alegres, hacen cosas de alegres, o se tomas las cosas con alegría: Begoña Gómez, Koldo García, José Luis Ábalos, Oscar Puente, Ernest Urtasun… qué pechá de reír. ¡Qué gente más alegre, qué alegría de gente!
Los tristes del PP son una amenaza, a pesar de su tristeza: «soplan fuerte y no hay que perderlos de vista porque aprietan», según María Jesús Trincket, y por eso la izquierda de este país tiene que ser valiente y utilizar «el instrumento más importante que tiene la clase trabajadora frente a los grandes capitales». Este PSOE habla así, en absolutos: los tristes, los alegres, los cobardes, los valientes, los trabajadores, los explotadores, los progres, los casposos, los buenos y los malos.
El Supremo acaba de admitir a trámite la demanda por lesión al honor que presentó Alberto González Amador, –pareja de Isabel Díaz Ayuso– contra la vicepresidenta primera del Gobierno. Veinte días tiene Montero para presentar las alegaciones que considere oportunas, antes de que el procedimiento legal siga su curso. El empresario triste le reclama una indemnización económica y la rectificación de sus alegres palabras. Estaremos atentos, porque esto tiene toda la pinta de que el que ríe el último, ríe mejor: «¡Felices Juegos del Hambre, y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte!»
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