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COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Lo que me queda en el convento

El sillón de Pedro Sánchez no corre ningún peligro, porque con enemigos como este, no hace falta tener amigos

Yolanda Vallejo

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A Ramón Tamames no le sorprende nada de lo que está ocurriendo a su alrededor. Ni que el partido de Abascal lo designara como ponente en la moción -o lo que sea- de censura a Pedro Sánchez, ni que su discurso se haya filtrado antes ... de tiempo, ni que esto se haya convertido en el espectáculo más surrealista de la historia democrática española. «Estas cosas pasan» dice el viejo profesor; y pasan porque, con la edad, uno va perdiendo la capacidad de asombro, por eso a Ramón Tamames no sólo no le sorprende nada sino que está viviendo su momento -más a lo Rosa Benito que a lo Castelar, todo sea dicho-, su particular 'canto del cisne', cuando está cerca de cumplir los noventa años. Su círculo más íntimo insiste en que está pletórico: «con lo que le gustan los medios, y ahora todo el mundo le hace caso», como si ese fuese el único propósito de quien, un día, fue militante activo del Partido Comunista, cuando el partido comunista era ambas cosas, partido y comunista.

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