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COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Persuasión

La fórmula se ha agotado, se nos rompió el catalán de tanto usarlo

Yolanda Vallejo

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Un toque de persuasión nunca viene mal para las negociaciones. Para convencer, y, sobre todo, para vencer; o si lo prefiere, para triunfar, como la persuasiva Anne Elliot de la novela de Jane Austen, que tuvo que camelarse de nuevo al capitán Wentworth, después de ... haberlo rechazado en su juventud. Ya ve, todo está en los libros, que diría Murakami; hasta el novelón de Pedro Sánchez. «El desafío que tenemos las izquierdas es persuadir a la ciudadanía» ha dicho en innumerables ocasiones el presidente del Gobierno, que considera una herramienta política lo de persuadir, y lo utiliza como sinónimo de convencer, cuando —aunque lo parezca— no es lo mismo. Porque la persuasión sirve para pescar en peceras, es decir, implica una actitud pasiva, irracional y, la mayor parte de las veces, irreflexiva, que utiliza mecanismos psicológicos, mientras que la convicción apela a la razón y requiere de una actitud crítica ante los argumentos expuestos.

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Sobre el autor Yolanda Vallejo

Articulista de opinión en La Voz de Cádiz

Yolanda Vallejo

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