COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Momentos sensibles
La ministra Ribera cuestionaba la labor del juez de la Audiencia Nacional porque según ella, no son buenos tiempos para la lírica
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHace algunos años, cuando le preguntaron al conocido autor de Carnaval y poeta Miguel Ángel García Argüez Chapa si habría en su repertorio alguna letra criticando la gestión política del entonces alcalde de Cádiz, no tuvo apuro alguno en decir que no, que nunca criticaría ... a Kichi, simplemente, porque «es de los nuestros», como si ser uno di noi bastara como salvoconducto político para hacer cualquier tropelía. Muy 'El padrino', por otra parte, qué quiera que le diga. Algo así, a lo Corleone, debió sentirse la vicepresidenta segunda del Gobierno —la eternamente Yolanda— cuando le preguntaron por las declaraciones de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, que había puesto en tela de juicio —nunca mejor dicho— al juez Manuel García-Castellón por sus investigaciones sobre Puigdemont, que también ha empezado a ser uno de los suyos o eso, al menos, es lo que se cree Pedro Sánchez. A Yolanda Díaz no le tembló la voz para asegurar que, aunque no había escuchado a la ministra Ribera, no tenía duda alguna sobre ella, porque «seguramente que acertó completamente». Y se quedó tan tranquila. Es decir, me da igual lo que diga porque, otra vez, es una de las nuestras. Ese es el nivel de quienes nos gobiernan, o nos desgobiernan, que ya no se sabe bien si están ahí puestos para gestionar el país o para convertirnos en una república bananera o en una película de la mafia siciliana.
La ministra Ribera cuestionaba la labor del juez de la Audiencia Nacional porque según ella, no son buenos tiempos para la lírica. Es más, cuestionaba la labor de los jueces, en general, por tomar decisiones judiciales «en momentos sensibles», que deben ser todos, al parecer, porque si hay algo que el gobierno de Pedro Sánchez parece tener muy claro es que el Poder Judicial no es uno de los nuestros, ni nunca lo será. Y ante la indignación del PP y del PNV, a las pocas horas de que se cubrieran de gloria las dos vicepresidentas, el partido en el Gobierno tuvo que salir con la boquita pequeña a hacer como que defendía la imparcialidad de los jueces españoles y a quitarle hierro –y un poco de autoridad, aunque muy poca, todo hay que decirlo- a las dos ministras. Y a decir, como Selu en la chirigota de los Ricos, que al que no diga ole lo respetamos, porque que le tienen mucho respeto al Poder Judicial, aunque «hay algunas cosas, sobre todo coincidencias temporales, que llaman un poquito la atención», en palabras del ministro de Transportes Óscar Puente. Debe ser esto lo de los momentos sensibles.
Lo tremendo de todo esto no es lo sensible que sean los momentos, ni —si me apura— las desafortunadas intervenciones de Teresa Ribera y sus palmeros. Lo tremendo es que quien habla así no es un partido político, ni una representante sindical, lo tremendo es que es el Gobierno quien habla y quien está poniendo en duda la imparcialidad de los jueces, y no es esta la primera vez. Y tampoco será la última.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete