COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Nuestra hija, Lola Flores
De Lola Flores, en los últimos años, se ha dicho todo, aunque no se ha dicho todo lo bien que se debiera
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Iniciar sesiónDecía que su nombre aparecía en la 'enciclopedia mundial' como «un ser especial español», pero han tenido que pasar más de veinticinco años desde su muerte para que se reconozca, de manera oficial e institucional, el talento y la creatividad de la jerezana Lola Flores. ... Mañana, recibirá el tan merecido nombramiento, por parte de la Junta de Andalucía, de Hija Predilecta -a título más que póstumo- y en apenas un mes, Cádiz hará lo mismo, reconociéndola con la máxima distinción que otorga la provincia. Hay cosas que llegan tarde, aunque terminan llegando, y la oportunidad del centenario del nacimiento de la artista parece justificar los reconocimientos y repara en cierto modo, el ninguneo con el que este país suele tratar a sus hijos, sobre todo si le salen artistas.
De Lola Flores, en los últimos años, se ha dicho todo, aunque no se ha dicho todo lo bien que se debiera. Esa tendencia que tenemos al revisionismo de la historia según nuestro capricho, y según las tendencias de cada momento, también se ha cebado con La Faraona; y de ser una folclórica —dicho con toda la carga peyorativa que usted pueda imaginar— que apoyaba al régimen franquista, ha pasado a ser un icono pop, un referente feminista, una musa del empoderamiento más transgresor, y una abanderada de los colectivos LGTBI, además de una defensora del acento andaluz. Y como dice el refrareno, que nunca falla, «ni calvo, ni tres pelucas». Ni una cosa, ni la otra, o al menos ni tan una cosa, ni tan la otra.
Porque la figura inmensa de Lola Flores merece el reconocimiento institucional, como un acto de justicia, por su trayectoria artística, por su talento, por su creatividad y por su dilatada carrera como bailaora, cantante y actriz, y merece ser reconocida como hija predilecta de su tierra, sin los complejos mal disimulados de gobiernos anteriores, que siempre miraron con cierto desdén a la Niña de Fuego, por sus estigmas políticos y por aquel episodio de «si una peseta me diera cada español…» Merece, sin ninguna duda, que su memoria sea restituida y puesta en valor —como se dice ahora— más allá de las circunstancias que le tocó vivir y que condicionaron, sin ninguna duda, su peculiar manera de ser y de estar.
No estaría de más que se reconociera, además, a la persona por encima del personaje. Más allá de sus 'míticas' frases y sus 'resurrecciones' publicitarias —su celebrado 'deepfake' tenía como finalidad vender cerveza, que no se nos olvide— , Lola Flores ha sido, tal vez, una de las artistas más grandes que haya dado Andalucía; pero no más que una de tantas y tantos artistas que pintaron de colores aquella España en blanco y negro. Pienso en Juanita Reina, en Pastora Imperio, en Manolo Caracol, en Miguel de Molina, en Rafael de León, en Estrellita Castro, en Marifé de Triana, en Juanito Valderrama, en Paquita Rico, en Manolo Escobar… en cuantos hijos ha tenido Andalucía que han muerto sin que su 'madre' los reconociera.
Ojalá que el nombramiento de nuestra hija Lola sirva para reconocer a sus hermanos.
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